Hoy me he llegado a dormir
en los brazos del viento norte,
para abominar tu ternura
y la extravagancia de tu locura.
Y en los brazos del viento norte
llené de mi alma
al alba que en tus ojos descansa,
para cubrirlo con un beso oneroso
que de un momento al otro,
te quitó de la calma.
Ni el cielo brilló más,
ni los mares en calma bailaron,
aquel beso sólo despertó
la maravilla de tu brillante y nítida mirada.
-(14/5/2013)