Parte única

1K 104 1
                                    


El reloj colgado sobre la pared marcó las cuatro de la tarde, el tic tac parecía más ruidoso de lo usual y Megumi sintió que cada nuevo sonido que percibía a su alrededor se volvía más y más abrumador. Eventualmente comenzó a sudar frío y luego un temblor que duró algunos segundos le sacudió dejándolo desorientado.

Cuando recuperó la estabilidad, o al menos un poco de ella, salió rápidamente de la oficina a pasos torpes. Megumi no tenía tiempo para detenerse a evaluar las miradas curiosas o que le juzgaban por el desorden de papeles y fuertes feromonas omega que dejaba detrás suyo, su mente se enfocaba en el único lugar al que podía acudir en ese momento mientras la desesperación y el dolor surgían de sus entrañas y se repartía equitativamente por el resto de su cuerpo.

―¿El director Sukuna está en su oficina? ―Megumi no esperó ninguna respuesta por parte de la secretaría, continuó a paso apresurado en dirección de la puerta, por suerte no interrumpió ninguna entrevista o reunión importante. El aroma del alfa le provocó un picor en la superficie de su piel, Sukuna debió captar lo desesperado que estaba, porque soltó el teléfono y caminó al encuentro con el omega, Megumi no tardó en llenarse y empalagarse con la presencia de un ser más que conocido, pero era precisamente por eso que no pudo ocultar más el dolor que estaba sintiendo, la mueca de angustia debió alertar a Sukuna sobre lo que le estaba sucediendo a Megumi, el aroma descontrolado del omega se esparció por toda la estancia.

Los ataques surgían en cualquier momento, las feromonas de Megumi se convertían en un caos con facilidad luego de años de ocultarlas con supresores peligrosos, y ahora la espera para mejorar la calidad de vida de Megumi era un poco complicada, aunque en los últimos meses los ataques habían pasado de ser una a dos veces por semana a solo una vez cada mes, pronto Megumi tendría su calor regulado cada seis meses como era lo convencional. Mientras tanto, debían engañar al caprichoso y descontrolado omega, haciéndole sentir seguro.

Megumi se abrazó al cuerpo de Sukuna, el alfa sintió la fuerza del apretón en sus costillas. La respiración irregular comenzaba a hacerse más ruidosa y los temblores tenían a un Megumi inquieto tomando grandes bocanadas de aire del aroma del otro hombre. Sukuna comenzó a desabrochar la camisa del omega y apartó cualquier trozo de tela del cuello, se inclinó lo suficiente para poder enterrar los colmillos sobre la cicatriz de sus propios dientes en el lateral de la garganta de Megumi. Sukuna sintió la piel rasgarse bajo la presión y el sabor de la sangre cuando mordió con más fuerza, Megumi emitió un sonido parecido a un gemido y los dedos del omega se aferraron con más fuerza a la espalda del alfa, la respiración se fue volviendo cada vez más calmada y el omega se fue rindiendo poco a poco ante la sumisión, otorgando a Sukuna el control total. La vista de Megumi se tornó borrosa por una breve fracción de tiempo, hasta que su cuerpo se fue aflojando y dejó de sentirse tan tenso, siendo cada vez más consciente de la violenta mordida sobre su cuello.

Auch. ―Fue lo primero que salió de los labios de Megumi después de algunos minutos, Sukuna dejó de sentir los dedos del muchacho presionando con tanto fervor sobre su espalda. ―No me termino de acostumbrar a esto sin sexo de por medio, lo siento por interrumpirte.

Sukuna desprendió los colmillos del lugar y deslizó la lengua por la herida reabierta, cuando no salió ni una sola gota de sangre más, se apartó y tomó cuidadosamente el rostro del omega entre sus manos.

―Siempre pides disculpas cuando no deberías, muy aparte de que disfrute este método en especial, también es un medio para mantenerte estable, y tu siempre irás por encima de todo. ―El sonrojo en las mejillas de Megumi le hizo apartar la vista de Sukuna, alejándose poco a poco del alfa para poder acomodar su ropa y retomar sus labores de oficina.

Pretty boy |SukufushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora