Cap26: ¡¿Washington?!

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Caracas suspiró entre sueños, girandose con pereza hacia el otro lado de la cama, dispuesto a pararse de ésta a las once de la mañana para disfrutar su día libre.

Hasta que alguien se sentó a su lado en la cama.

- Cari.

- No.

- Cari, en verdad.

- En verdad no.

Entre abrió un ojo para ver a Carabobo, el menor lo veía con un semblante preocupado que aunque no quisiera lo preocupo también.

- ¿Qué te pasó? -. Murmuró adormilado.

- Hay flores en la puerta.

- Fino.

- ¡Cari! -. Carabobo alzó la voz molesto -. Hay un ramo de orquídeas en la puerta.

- Ya, y el peo es porque. . .

- Dice que son para Miranda -. La capital frunció el ceño y luego de encogió de hombros -. De Washington.

- ¡¿De quién?!

Carabobo sacó la tarjetica que tenía en la mano y se la mostró.

"Espero te recuerde a casa.
Para: Miranda.
De: Washington DC."

- Dice eso.

- ¡¿Washington?! ¿¡La capital gringa?! ¿¡Mi enemigo?!

Del tiro Caracas se levantó de la cama descalzo y camino hacia la puerta del departamento en pijama, para confirmar la existencia del supuesto ramo.

Y sí, ahí estaban.

- ¿Llamo a Miranda?

- Mete esa vaina, yo lo llamo. Y esconde la tarjeta'e mierda esa que si el pure la ve nos quema con todo y la mariquera esa.

- Dale, pues.

Caracas se acercó serio hacia la habitación del mirandino, entrando sin tocar. El más alto dormía plácidamente en la cama, envuelto en una cobija -. ¡Miranda!

- ¿Qué vaina es? -. El castaño alzó la cabeza confundido.

- Será que nos explicas por qué coño Washington te mandó un ramo de flores.

La habitación se quedó en silencio unos segundos antes de que Miranda hablara adormilado -. ¿Quién es Washington?

- Sí, ajá. Hazte el loco.

Caracas salió de la habitación sin cerrar la puerta a lo que Miranda suspiró, resignado a levantarse y afrontar lo que sea que estuviera pasando.

Cuando llegó a la sala, Barinas estaba viéndolo con las cejas alzadas y Carabobo poniendo en agua las flores.

- ¿Qué pasó?

- ¿Por qué no nos contaste que tienes algo con un gringo? -. Zulia se sentó en la mesa sonriendo -. Te manda flores y todo.

- No tengo nada con ningún gringo.

Todos se vieron incrédulos para después reírse.

Miranda suspiró. Sería una larga mañana.

 Sería una larga mañana

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Las Aventuras de Caracas Adolescente. (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora