Cautivado.

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Wei Ying era hermoso.

Pese a los años y ya no estar en su antiguo cuerpo, Wei Ying continuaba teniendo una belleza cautivadora.

Aún no podía creer que todo esto estuviera pasando.

Finalmente lo tenía ahí, entre sus brazos.
Aprisionándolo.

Sus cuerpos estaban húmedos producto del desastre que causaron cuando en un impulso, Wangji atrajo contra sí a Wei Wuxian dentro de la tina de madera.

No podía dejar de observar lo que tenía frente a él.
El contraste entre las oscuras prendas, esa piel pálida, húmeda y levemente sonrosada lo tenía cautivado.

Todo de él, lo cautivaba.

Estaba tan encantado con Wei Wuxian desde hace años...

Lo añoraba.
Añoraba su cercanía, su calor, sus risas...

...su amor.

Las cosas habían subido de tono tan rápido.
En un abrir y cerrar de ojos, estaba acorralando el pequeño cuerpo a un extremo de la bañera. Bañera que por lo demás, apenas podía soportarlos a ambos dentro de ella.

Sentía la respiración entrecortada del otro tan cerca suyo.
Sentía el calor de sus exhalaciones chocar contra su cuello y pecho.

Estaba enloqueciendo.

Necesitaba sentirlo.
Tocarlo.
Adorarlo como merecía.

En otro de sus arrebatos, tomó suavemente el rostro de su compañero y simplemente lo contempló.

Quizá su apariencia había cambiado un poco.
Quizá sus rasgos ahora eran un poco más andróginos y delicados en comparación al pasado, pero cuando observaba sus ojos...

...esos ojos eran los de su enamorado.

Podría haber cambiado todo, pero sus ojos seguían siendo exactamente iguales.
  Cada vez que se detenía en las orbes color plata, veía al verdadero Wei Wuxian.

Su amado Wei Ying.

Desde el cuello, uno de sus dedos viajó a los labios de su enamorado rozándolos gentilmente con el pulgar.

Eran tan suaves.

Tan cálidos...
...todo en él irradiaba calor.

Posó los ojos sobre esos labios color rosa, mientras los seguía acariciando.

- L-lan-lan zhan...

Apenas un tímido susurro.
Al escuchar su voz, no pudo evitar dejar de mirar los hermosos labios y observarlo directamente a los ojos.

- WangJi...

Otro susurro, apenas audible.
Podía sentir el nerviosismo del otro en sus débiles susurros. No lo culpaba pues él mismo, era un manojo de nervios en estos momentos.

Orbes doradas y plateadas, se miraban con ansias. Era inútil despegar la mirada del ser que tenían frente a ella.

No tenía claro cuánto tiempo llevaban así, en la misma posición simplemente observándose.

Era un momento mágico.

La luz de la luna bañaba sus cuerpos, dándoles un aire casi idílico.

~

Wei Ying sentía tanta curiosidad por esa mirada tan llena de amor que reflejaban los ojos dorados.

Curiosidad y ¿felicidad? ¿Expectación?
No podía explicar exactamente lo que era.
Sentía que el corazón se le saldría del pecho en cualquier momento.

"Te amo"

¿Había escuchado bien? ¿Acaso Lan Zhan, estaba diciendo que lo amaba?

Lo que siguió después definitivamente no se lo esperaba.

Vio a Hanguang Jun, acercarse íntimamente hasta su rostro y posar sus labios contra los suyos.

Lo estaba besando.

...

¡LO ESTABA BESANDO!

~

Después de dudar y meditar durante tanto, accedió a otro de sus arrebatos (ya eran tantos que uno más o uno menos daba lo mismo) y besó los labios de aquel hombre que lo tenía embobado.

Fue un beso dulce, lleno de amor.
Si su tierna mirada había sido una confesión, junto con la frase que escapó de sus pensamientos, aquel beso no dejaba dudas.

Era una confirmación de todo el amor que sentía por Wei Ying.

Su Wei Ying...

𝓒𝓪𝓾𝓽𝓲𝓿𝓪𝓭𝓸 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora