El Instructor De Bachata // Adaptación Larry

Cap. 14

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2 Semanas después

Harry

El corazón es un músculo de nuestro cuerpo tan importante para la vida, no sólo porque late y le dá ritmo a nuestro cuerpo, sino porque aguarda todos nuestros sentimientos, nuestros más íntimos secretos y todas nuestras emociones

En éstos días he aprendido que el corazón tiene razones que la misma razón ignora, es algo tan simple y ahora puedo entenderlo, aunque suene incoherente.

Éstos 14 días exactos han sido sorprendentes. Jamás me lo habría imaginado.

Louis era un ser humano increíble, era el hombre perfecto. Podría gritarle a los cuatros vientos que ésta vez mi corazón no se había equivocado.

Mi amor por él era infinito, real y melodioso. Me enamoré de su esencia, me enamoré de su manera de ser, me enamoré de su alma y de su corazón.

Desde verlo despertar, la manera en la que sus ojos se entrecierran mientras se abren lentamente dejándome ver su lindo iris azul. Sin duda ver ese brillo único en sus ojos cada vez que me vé me llena de satisfacción.

He memorizado la trayectoria de su cuerpo con mis ojos y mi tacto. Su cuerpo es cómo mi templo, me dá paz y produce en mí un millar de sensaciones. Yo le había prometido que sería su super héroe y cada mañana al despertar se lo recordaba.

Desde protegerlo de los molestos mosquitos a salvarlo de las cucarachas voladoras que aparecen en mi baño.

La ternura de Louis es algo que jamás podré definir, su aura y lo que provoca en mí es una sensación única.

Y en éstas 2 semanas me dí cuenta de todo.

Lo conocí, lo adoré y lo entendí.

El primer día de esas 2 semanas Louis y yo habíamos decidido salir a caminar. A medio camino pasamos cerca de una heladería, Louis paró de caminar centrando su atención en el lugar.

Alcancé a mirar un pequeño brillo resplandeciente en sus ojos cuándo observó el lugar con curiosidad así que le pregunté si quería un helado y él no pudo negarse ante mi insistencia.

Él pidió un cono de fresa y yo uno de coco. Caminamos agarrados de la mano por algunas cuadras mientras hablábamos de nuestras vidas.

Habíamos tomado cómo actividad diaria hablar sobre nosotros, contarnos hasta la cosa más mínima. Cómo sobre su día, sus mejores experiencias, logros que marcaron su vida, entre otras cosas.

Decidimos sentarnos en una banca de un parque que estaba a sólo unos metros de distancia. Seguimos charlando amenamente jugando a mancharnos con el helado cómo niños pequeños hasta que algo llamó nuestra atención.

La imagen que me llevé al girar mi rostro me hizo sonreír levemente. Observé a varios niños jugando y corriendo por todo el parque. Uno de ellos aventó una pelota cerca de nosotros así que decidí tomarla para entregársela, pero en cambio los niños comenzaron a jugar lanzándome pelotas sin ningún motivo.

En fin, terminé persiguiéndolos siguiéndoles el juego, pero lo mejor de todo fué ver la tierna mirada de Louis mirándonos atentamente, verlo sonreír sin duda era una de mis cosas favoritas, no dudé en jalarlo conmigo y finalmente ambos terminamos jugando con los niños. Nunca había imaginado antes que la melodiosa risa de un niño podría causar tanta alegría en mí.

El segundo día salimos a la playa, Louis me había dicho que tenía mucho que no iba y que le encantaría ir conmigo, yo no me negué, más bien, también quería ir con él y eso hicimos. Estuvimos un buen rato juntos sentados en la arena mientras nos besábamos sin parar. La brisa del mar chocaba con nuestros rostros en una sensación satisfactoria. Era un momento de paz dónde agradecí mentalmente haberlo pasado con él.