RED || Eremin OS

capítulo único

Todo empezó con un libro.

Uno prohibido, pero que creó en ambos un sueño que parecía inalcanzable, uno que hacía que sus corazones se encendieran en emoción y que los unió de un modo único desde ese entonces. Uno que los hizo desear salir de las Murallas, conseguir su libertad, escapar de lo que el mundo les había impuesto, descubrir nuevos lares más allá de lo que habían conocido siempre.

Pero querían hacerlo juntos, o de otra manera, no sería más que un sueño vacío.

Entonces fue así, a pesar de las tragedias que marcaron su mundo, desde que eran unos simples niños estaban el uno para el otro, inseparables, siendo débiles sin la compañía del contrario.

Y así surgió un silencioso amor, lento, tierno y en secreto. Armin amaba devotamente a Eren cómo Eren lo amaba a él. Era caótico, porque el mundo era cruel y los orillaba a actuar distinto, a veces el carácter explosivo de Jaeger chocaba con el suyo y no estaban de acuerdo en todo, otras tantas él dudaba de su verdadero valor y eso lo hizo titubear en momentos cruciales, haciéndolo sentir peor. Pero, al final del día, ambos estaban ahí, podían observar el cielo nocturno mientras sus manos apenas se rozaban tímidamente, en un contacto tan casto como cómplice.

Su amor era tan suyo como lo era su sueño por la libertad y explorar el mundo exterior. Todo el mundo podía verlo, pero nadie excepto ellos podían decir cuan importante y especial era en realidad, solamente los dos podían saberlo.

Armin no era muy orgulloso, pero el poder jactarse de conocer a Eren en una manera que nadie más lo hacía, eso llenaba su pecho de orgullo. Podía leer sus emociones, sus pensamientos, entender su actuar, sus motivaciones, reconocer cualquier mínimo cambio en él, podía decir todo sobre el castaño. Nadie más lo veía siendo tan vulnerable como lo veía él.

Durante tantos años se acostumbró a sus toques. Besos fugaces en la frente, sostener sus manos cada vez que tenían miedo, los abrazos largos llenos de sentimientos que no podían terminar de expresar con simples palabras, e incluso algunos ósculos furtivos que le regalaba Eren con una avergonzada expresión, como si hubiese cometido algo que no debía. Y todo eso lo hacía sentir en el cielo, como si eso fuera lo que llevaba buscando la vida entera pero ahora lo tenía justo enfrente.

También memorizó cada parte del ser de su amado. Sabía cómo sonaba su risa, las manías que tenía al comer o dormir, cómo se escuchaba su voz cuando estaba feliz o frustrado, la manera en la que lucía su cabello al despertar o el color tan único de sus ojos. Todo eso lo sabía, y había sido tan fácil acostumbrarse a aquello que ni siquiera lo notó, estaba siempre a su lado que olvidó el momento en el que su cerebro comenzó a recolectar toda información posible del moreno y lo guardaba con recelo en lo más profundo de su ser.

Todo había sido de esa manera por años, con sus altos y sus bajos, pero él siempre sabía exactamente lo que sucedía con Eren.

¿Qué era diferente ahora?

La desesperación le llena el cuerpo en el presente. Está sumido en una ira profunda por ir pregonando dichas afirmaciones y al mismo tiempo, haber sido incapaz de comprender el verdadero motivo detrás de las acciones de Eren. Ni siquiera puede decir a ciencia cierta si todo comenzó en la expedición a Marley donde huyó, o fue antes.

Creyó que lo entendía mejor que nadie, pero no fue así.

Pasó diez meses enteros cuestionándose qué fue lo que hizo mal, dónde Eren se perdió y se separó tanto de él como de todos sus amigos, lo intenta todo el tiempo, repasa los últimos años una y otra vez en su cabeza y sigue sin encontrar una respuesta satisfactoria. Todo sucedió abruptamente desde su punto de vista, como si Eren se hubiera convertido en una persona distinta de la noche a la mañana, aunque muy dentro de él sabía que no era así. Quería convencerse de que Eren había cambiado repentinamente porque de otro modo tendría que aceptar que no lo conocía tan bien como creyó.