Prólogo

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Cuando somos niños tenemos la vaga idea de que ser adolescentes es lo mejor que puede existir. Vamos a fiestas con nuestros amigos, salimos con personas, tomamos decisiones propias, quizá nos tatuamos y todo es completamente perfecto; tal como te lo venden en las películas y series de adolescentes que se suelen ver por netflix o disney plus. Pura mierda.

No digo que no existan adolescentes con vidas así, claro que no. Pero, en mi experiencia, la adolescencia era un agujero sin salida del que absolutamente nadie puede sacarte más que las adicciones y el alcohol... O al menos es la imagen que mi padre creo en mí mientras iba creciendo y lo veía llenarse de sustancias para "sobrellevar sus problemas".

Cuando somos niños pensamos en la vida de adolescentes como si de un cuento de hadas se tratase. Muchas estupideces que nuestra mente inocente romantiza, sin saber que a ese punto de nuestra vida siempre vamos a sufrir por una u otra cosa. Es así. Y no quiero hablar de esa absurda ilusión que se nos crean los cuentos de hadas. Sí, hablo de la estúpida y absurda idea de un "amor verdadero". Sinceramente yo llegué a creer que el amor iba a ser igual de hermoso que los amores de televisión que veía en High School Musical o en esas telenovelas adolescentes que veía mi hermana. Pero no.

¿Por qué mierda somos tan ignorantes?

Si hubiese sabido que iba a terminar en este agujero sin salida no me hubiese esforzando ni siquiera en llegar tan lejos.

Llegué a un punto de mi adolescencia en el que realmente pensé que esas cosas eran tan reales como los unicornios o los pitufos. Llegué a pensar que solo eran vagas mentiras de los adultos para que los adolescentes no pensaran en el suicidio luego de experimentar lo que la adolescencia realmente implica; depresión, desilución amorosa, transtornos de alimentación, etc. Llegué a pensar que todas esas cosas eran completamente imposibles al menos para mí. Realmente así lo sentía... hasta el momento en el que entré a la universidad y lo conocí.

Un metro ochenta y cinco, cabello oscuro hermoso y brillante, manos grandes, voz extremadamente gruesa y masculina, abdomen completamente marcado que hacía a cualquier persona querer dormir ahí. La perfecta definición de hombre perfecto. Ni siquiera el maldito Zac Efron podría haber sido tan hermoso y masculino como él.

Tenía 19 años cuando conocí lo que es caer en la peor de las adicciones, una que nunca antes había podido experimentar. Una que me hizo sentirme más arriba del cielo, pero que también me adentraba en el mismísimo infierno. La droga más hermosa personificada en carne y hueso con un nombre tan sublime como su ser... Choi Soobin.


 Choi Soobin

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Nota:
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Addicted To You | YeonBinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora