Απόλλων

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Hace mucho tiempo en el Olimpo, Zeus volvió a manchar su matrimonio y se encaprichó de la diosa Leto, con la cual tuvo una incontrolable y lujuriosa aventura de la cual Leto quedó embarazada, humillando una vez más a su esposa Hera.

Como era frecuente, nada pudo escapar de los ojos de la reina de los cielos que desahogó su furia desterrando a Leto y maldiciéndola para que no pudiera parir sobre la tierra ni en ningún lugar sobre el cielo.

Así fue como la diosa vagó por meses, incluso cuando su vientre ya anunciaba la proximidad del nacimiento. Sin embargo, Poseidón sintió pena por ella e hizo brotar del mar la isla de Delos la cual flotaba sobre la marea, de modo que no incumplía las condiciones de Hera. Finalmente, el parto llegó a Leto y fue extremedamente doloroso debido a la maldición.

Pero tras nueve días de labor de parto, nació la primera criatura, una hermosa y fuerte niña con la piel pálida como la luna y el cabello negro profundo como el cielo nocturno estrellado, había llegado al mundo Artemisa Sôteira* (salvadora), la diosa de la caza, de los bosques y los animales salvajes, protectora de la labor de parto, de la virginidad y de las mujeres.

Lo primero que hizo Artemisa fue asistir a su madre a traer a su hermano al mundo, tras otros nueve días llegó al mundo el hermoso Apolo Paiêon* (sanador), dios de la música, la poesía, la belleza masculina, la juventud, la luz y la sanación. Nació siendo un niño con los cabellos rubios como los rayos del sol, ojos preciosos que reflejaban la luz solar y la piel tersa coloreada por Helios.

Leto apenas pudo sostener alegremente a sus hijos contra su seno hasta que la celosa Hera descubrió que el nacimiento de los frutos de la infidelidad de su esposo fue posible. Así que enfadada creó a la gran serpiente Pitón que perseguiría a Leto y sus retoños hasta poder asesinarlos.

Si Leto podía sufrir con la muerte de algún hijo, estaría bien para Hera. Y si Zeus podía sufrir con la muerte de Leto, aún mejor.

Así fue como transcurrió la vida temprana del dios Apolo, siempre huyendo de la serpiente, recibiendo ocasionalmente refugio donde pudieran de parte de cualquier dios o ser humano devoto. Hasta que un día, Zeus decide visitar en secreto a sus hijos, y le obsequia a los mellizos un arco y flechas para cada uno.

Artemisa se retira a los bosques para dedicarse a la caza. Y Apolo, supo que esta era su oportunidad para terminar con el calvario en el que el apetito sexual de Zeus y la furia de Hera les había impuesto.

Así, el joven dios confrontó y asesinó a la Pitón en la ciudad de Delfos, dónde sería adorado por cientos de años.

Y aquí es donde las versiones varían... Se dice que Hera, hundida en su desprecio total hacia Apolo, convenció a Eros, el mismo amor, de que lo maldijera, haciendo que el joven se enamorase con mucha pasión, pero haciendo que cualquiera que fuera objeto de su amor le repudiara terriblemente.

Otros dirían que, tras su hazaña heróica al matar a la Pitón y en medio de las alabanzas de los habitantes de Delfos, Apolo nota a un niño jugando con un arco y flecha, y no se le ocurre mejor idea que burlarse de sus torpes y poco pulidas habilidades, en lo que el infante, que era Eros mismo, le dispara directamente al pecho.

Pero sea como fuere, Eros hace que el joven Apolo sienta algo muy profundo en su pecho, no sabe el qué, solamente es un calor agradable dentro suyo, oye una hermosa voz a la distancia, su corazón palpita acelerado mientras él se adentra en el bosque a buscarla. Siente que tiembla ansioso, que respirar se vuelve más pesado. Y de pronto, en un claro, la ve.

Es una ninfa, jugando entre las flores y alegrando el mundo con sus canciones. Se llama Dafne, y es absolutamente preciosa. Ella levanta su mirada para darse cuenta del hermoso dios que tiene en frente, que la admira sorprendido en un instante congelado en el tiempo.Y justo ahí, Eros el mismo amor dispara al corazón de la bella Dafne una de sus flechas negras, de repudio y rechazo. Haciendo que nada más al haber dado un paso el joven Apolo para acercarse ella se disgusta y se pone en pie para huir de él.

Apolo no entiende qué ocurre y solo corre tras ella.

-Por favor, necesito hablar contigo. Necesito saber quién eres.


Confundidos los dos, Dafne sigue huyendo, cada vez más rápido, cada vez ambos con más desesperación. La ninfa estaba tan asustada y asqueada que le suplicó a la misma Gea (tierra) que la ayudara a escapar, y en ese instante ella se convierte en un árbol de laurel frente a los ojos de Apolo, que por primera vez sintió su corazón romperse.


Delicadamente, Apolo toma algunas ramas del fino árbol y se hace una corona con ellas. El laurel se convirtió en uno de los símbolos más importantes del dios.

Y esta maldición persiguió al bello Apolo, quien constantemente se enamoraba locamente, y era rechazado una y otra vez.

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*Epítetos. Eran términos que describian cualidades de los dioses o héroes en Grecia o indicaban de qué región se le adoraba. Ejemplo:

-Afrodita Urania: Afrodita celestial, divina. Hace referencia a una de las historias de origen de Afrodita, donde ella sale del mar de la castración de Urano (El cielo).

-Afrodita Areia: Afrodita de Ares. Este epíteto se le usaba únicamente en Esparta, donde Afrodita también era relacionada como una diosa de la guerra, hace referencia al romance que tuvo con Ares.

Apolo y JacintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora