Ζέφυρος

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En un hermoso y despejado día, los dos amantes pasaron una hermosa mañana divirtiéndose, desnudos acariciaban el cuerpo del otro cubriéndolo de aceite de oliva*  y entonces, Apolo tiene la idea de enseñarle a su amado cómo jugar lanzamiento de disco.

Pero Céfiro, celoso, desde el cielo, dónde se paseaba entre las nubes no podía soportar que había perdido al hermoso príncipe de Esparta. Y con el paso del tiempo su corazón solo se amargó más al respecto. 

No pudo soportar ver los besos y caricias que ya no eran suyos, y la perfecta sonrisa de Jacinto que ahora solo era para Apolo. Finalmente la flecha de Eros dolía en su pecho como si en su lugar fuera una flecha del mismo Ares. 

Ve cómo el ágil Apolo lanza el disco de bronce con todas sus fuerzas y este se pierde entre las nubes... Y cegado entre su ataque de celos, desvía los vientos para llevar a toda velocidad el disco de vuelta directo a la sien del amado Jacinto.

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*Sí, enserio. Antiguamente en Grecia a los atletas se les cubría en aceite de oliva por diferentes razones, bien podía hacerse a modo de celebración porque el olivo era un símbolo de Atenea y podía representar la victoria o podía ser antes de hacer deporte por razones estéticas y para calentar los músculos. Sin embargo, enserio en este mito que es más viejo que la papaya vieron necesario describir a dos hombres mamados desnudos poniendo aceite sobre el cuerpo del otro, no me quejo.

Apolo y JacintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora