Capítulo dos

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El cenizo veía horrorizado su reflejo en el espejo, le causaba asco. Alzó ligeramente su musculosa dejando ver su abdomen, instantáneamente sintió ganas de vomitar y gruesas lágrimas cayeron de sus ojos como cascadas. ¿Cómo podía ser tan débil? Era un puto fracaso. Las palabras de Eri resonaron por su cabeza. ¿Crees no ser suficiente?. Ante sus ojos, el se veía de forma asquerosa, sentía que su cuerpo era horrible. Pero no entendía.

¿Cómo a Izuku le podía gustar? El siempre lo miraba con tanta adoración, amor, y le repetía lo hermoso que era. A veces ni siquiera le creía, sabía que esas palabras eran mentira, pero una parte del el, quería creer que eran ciertas.

Escucho un fuerte toque en su puerta. Ya sabía quién era, pero no quería abrir, no quería que lo viera así, tan vulnerable, tan débil, tan...horrible.

Pero su cuerpo se movió por si solo, y ahora estaba siendo abrazado por su novio, mientras que este lloraba desconsoladamente. Como pudo, cerró la puerta, y al instante, se aferró como koala a su cuerpo.

Fue recostado suavemente en su cama, el de más baja estatura comenzó a repartir suaves besitos en el rostro mojado del cenizo.

- Deku, creí que esto no sucedería nunca más- Lloraba aún más mientras lo decía, su etapa de inseguridad por su cuerpo ya había pasado en la secundaria. No debería sentirse así, pero de todas formas, era cierto, el no era suficiente, y menos para Izuku, el se merecía a alguien muchísimo mejor.- Izuku, tu te mereces a alguien mejor, y lo sabes. Esta Ochako, ella siempre es amable contigo, es linda, inteligente y-

- Cállate Kacchan, no me importa Ochako, solo me importas tu, solo te amo a ti, y a nadie más. Solo quiero estar contigo.- Interrumpió un tanto molesto, su Kacchan se sentía inseguro por culpa de los malditos comentarios innecesarios que hacían esos tontos, Ochako no era mejor para el, no la ama. Solo ama a su hermoso y explosivo Kacchan.

Besó lentamente y con amor los labios rosaditos del mayor, y comenzó a acariciar su cintura suavemente. Unos brazos rodearon el cuello y espalda del pecoso. Las piernas del cenizo se abrazaron a la cintura de Izuku, juntando más sus cuerpos.

Se separaron del beso, con sus respiraciones un tanto agitadas. Sus miradas expresaban amor y ternura. Ambos aún tenían un pequeño rastro de lágrimas secas.

- Kacchan, tu eres hermoso, entiende por favor. No importa cómo sea tu cuerpo, siempre serás hermoso para mí. Eres asombroso, Kacchan. Eres fuerte, inteligente, y aunque muchos no lo crean, eres muy amable. Y no le hagas caso a los estúpidos comentarios de esos tontos. Y recuerda que no importa que pase, siempre estaré contigo.- Besó los suaves labios de su Kacchan. Sellando inconscientemente una promesa.

El cenizo correspondió el beso de forma silenciosa. Amaba tanto a su lindo pecoso, de verdad, pero de verdad, que no lo merecía. Pero estaba tan agradecido con que lo elija a el, antes que a otros pretendientes, que a su parecer, son muchos más lindos que el.

Desde pequeño siempre lo elogiaban, su familia le decía que era una buena persona, sus amigos le decían que era genial, su pareja siempre le decía que era hermoso y fuerte.

Pero entonces, ¿Por qué el no se ve así?

Odiaba eso, lo odiaba. Se odiaba a sí mismo.

Sintió como Izuku subía lentamente su musculosa. Lo miró confundido, pero lo dejo ser.

Dulces besos y mordiscos comenzaron a recorrer todo su abdomen. Relajó un poco su cuerpo y se quitó su musculosa. Un fuerte rosado invadió sus pálidas mejillas, su respiración era un tanto agitada, y de su boca escapaban suspiros. Le gustaba mucho ser mimado por el peliverde. Pero eso nunca lo iba a decir en voz alta, tenía un orgullo que conservar.

Tiró de la remera que llevaba puesta Izuku, exigiendo silenciosamente que se la quité. Quería sentir su cálida piel, poder acariciar su cuerpo, acariciar sus cicatrices. El peliverde acató de forma inmediata sus órdenes quitándose su remera. El cenizo acunó la pecosa cara de su novio y besó sus labios.- Te amo, Izuku.- El peliverde rió, besando tiernamente su mejilla.- Yo te amo mucho más, Kacchan.- El cenizo frunció su ceño de forma divertida, mientras acariciaba su desnuda espalda.- Eso es mentira, y lo sabes, Deku.

- No, es la verdad, Kacchan. Yo no miento.- Dijo para luego besar su cuello.- Kacchan, eres tan hermoso.- Besó suavemente ambos pectorales del cenizo mientras acariciaba su pequeña cintura.- Adoro tanto tu cuerpo.- Subió su rostro y besó sus dulces labios, eran tan jodidamente adictivos.- Me encantas tanto, mi amor.- Descendió lentamente dejando besitos y chupetones hasta llegar al elástico de los holgados pantalones del cenizo. Alzó su mirada, mirando fijamente al agitado oji-rubi, recibiendo un asentimiento. Sonrió dulcemente para luego bajar los pantalones del cenizo, dejándolo solamente en ropa interior.

No iban a llegar más lejos que eso, el peliverde solo quería demostrarle al cenizo que lo amaba. Besó sus lindos muslos, dejando notorias marquitas.

Besó y acarició el cuerpo del cenizo hasta que este se quedó durmiendo. Sonrió satisfecho, acostándose junto al cenizo, abrazando su cintura. Y cerró lentamente sus ojos dejándose llevar por el paraíso de los sueños.


(...)

El cenizo observaba su cuerpo semidesnudo en el espejo, pero está vez. No estaba horrorizado. Estaba muy, pero muy avergonzado. Todo su cuerpo estaba lleno de chupetones. Maldito y cursi Deku. Aunque fingiera estar enojado con el pecoso, en su cara había una enorme sonrisa y un notable sonrojo. Rió tiernamente, amaba tanto a su novio, tapó su cara avergonzado. Dió un pequeño brinco de felicidad y emoción. El simple hecho de recordar todo lo que le dijo Izuku lo ponía muy feliz, y sentía las características mariposas en el estómago.

- Me gusta mucho cuando sonríes, Kacchan. Tu sonrisa es muy hermosa.- El peliverde estaba apoyado en el marco de la puerta con una bandeja llena de comida en sus manos. El cenizo se asustó, solo un poco, soltando una involuntaria explosión haciendo reír al contrario.- Tch, cállate tonto.- Replicó molesto el cenizo mientras se cruzaba de brazos y evitaba mirar al pecoso. El peliverde dejó la bandeja para luego ir hasta hacia el cenizo y rodear su cintura.

- Lindo.- Murmuró contra su cuello para luego dejar un casto beso. El cenizo solo sonrió ligeramente. Acariciando las manos con cicatrices del pecoso.- Mío, solo mío.- Apretó ligeramente la cintura de su Kacchan, pegando más sus cuerpos mientras observaba fijamente el reflejo en el espejo.

- Pft que posesivo eres. Entonces tu eres mío, ¿no?- Preguntó divertido el de más alta estatura mientras se volteaba y abrazaba la espalda del pecoso.

- Si, soy solo tuyo, Kacchan.- Dijo el oji-esmeralda mientras se ponía de puntitas para alcanzar los labios del mayor. Acariciaba las caderas contrarias, y sus manos viajaron hasta el hermoso culito de su novio. Lo apretó ligeramente, haciendo que al cenizo se le escape un ligero gemido.

Bueno, pensándolo mejor. Podía demostrarle su amor también de esa manera, ¿no?

Ser suficiente [DekuKatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora