La lluvia azotaba fuertemente la ventana del departamento, generando un ruido molesto y hasta preocupante por el estado de la ventana. Claro, también permitía la entrada a la intrusa agua por esta misma a una cantidad exuberante. Nagi chistó molesto por ello. Otra vez debía repararla él mismo, pues como si tuviera suficiente dinero para comprar una nueva. Nada que un poco de cinta no arregle.
Y eso mismo hizo. Estaba cortando otro pedazo para colocar en el borde de madera para sellar una fuga cuando la puerta de entrada se abrió. Escuchó un bufido, un golpe y las llaves siendo apoyadas en el recipiente de la entrada. Eso solo indicaba una cosa: Reo había llegado, y lo había hecho de mal humor y cansado.
Seishiro se levantó y limpió sus manos empapadas en su delantal con la frase: "Kiss the cheff in his dick. Thank you :)", regalo de sus amigos tan carismáticos, y se acercó despacio hacia Reo.
—Hola, Reo —saludó bajo mientras se sentaba en el sillón, en el cual Reo tomó asiento momentos antes.
Reo alejó la mano que estaba en su entreceja y lo observó suavemente con sus ojos amatistas. Se lo notaba exhausto, pero Nagi nunca entendía como hacía para siempre tener un momento para él y no gritarle en la cara en cuanto llegara con un humor de perros.
—Hola, Sei —devolvió mientras recostaba su cabeza en el hombro del más alto.
Ambos se quedaron allí un buen rato, tan solo sintiéndose el uno al otro, igualando sus respiraciones. Seishiro apoyó su mano derecha sobre los mechones morados del chico y la izquierda la inclinó sobre su regazo, esperando a que sea tomada por su otra mitad. Reo, aún con la mirada cabizbaja, agarró suave la mano de Nagi y, después de un día agotador, Mikage se sintió completo y en paz.
Nagi levantó la cabeza y observó el rostro de su pareja, relajándose al tacto entre sus cuerpos. Reo, al sentirse observado, alzó la vista y mantuvieron el contacto visual hasta que las sonrisas fueron inevitables. Se acercaron hasta que sus labios se tocaron con suavidad, haciendo eterno la belleza del amor que sentían por el otro. Se alejaron de a poco, tratando de prolongar un poco más aquel beso.
—¿Mejor? —preguntó Nagi.
Reo sonrió.
—Mejor —confirmó.
El albino asintió, más contento, y se levantó, tirando de la mano del chico para que lo siguiera. Y Reo prometió que lo seguiría, a dónde sea y cuándo sea.
—Bien, porque el mal humor se cura de a mimos y el rissotto de Nagi Seishiro.
Reo se carcajeó por lo bajo.
—¿No te parece poco modesto? —comentó mientras dejaba el sillón.
—¿Qué dices? Si siempre admiras mis habilidades culinarias —replicó, caminando hacia la cocina aún sosteniéndose de las manos.
Y tenía razón. Nagi podía parecer vago para muchas cosas que requieran desgaste físico, como los deportes (exceptuando el fútbol) o el sexo, pero sus habilidades manuales eran increíbles y muy útiles la verdad. Bueno, dejando de lado el hecho de que "arregló" la ventana de la sala usando cinta, pero lo demás sirve.
Reo puso la mesa mientras el otro le daba sus retoques a la comida para poder servirla. Degustaron conversando sobre cualquier cosa: Nagi maldiciendo el clima que tanto odiaba porque tuvo que ir a entrenar (y para colmo no de canceló así que seguro en dos días terminaba en cama terriblemente enfermo); el agotador día de Reo en su trabajo; Bachira e Isagi conversando sobre el diseño de las tarjetas de invitación a su boda; Chigiri peleando con Otoya por el interés que este encontró en su hermana mayor; Shidou y Rin discutiendo por su odio entre ellos; y que Nagi, esta vez, le había puesto mucho picante al arroz.
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Todo de ti
FanfictionReo y Nagi se tienen el uno al otro de la mejor forma que se puede tener a alguien, y ambos quieren todo del otro, porque el amor que se tienen vence hasta al mal humor. • Los personajes no le pertenecen y la imagen de portada tampoco. • Historia ch...