Conjugando al Amor: Ella

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Nunca hace falta decir nada para saber lo que ella piensa, es como si su mirada me lo confesara todo.

La quieres y no debes quererla, la deseas, aunque quieras negarlo y la sueñas cuando quieres sacarla de tu cabeza.

Ella puede decirme lo que quiera, llorar frente a mí y aferrarse a mis brazos mientras se desahoga. Porque solo entonces puedo sentir el calor de su cuerpo.

Es una pena que solo pueda tenerla en mis sueños. Ya que soy de alguien más.

Quizá en cuerpo, porque tu corazón le pertenece a ella y lo sabes perfectamente.

Si, si lo sé y quisiera ignorarla.

Aún recuerdo cuando era solo una niña y me advirtió que algún día me enamoraría de ella, pero sería demasiado tarde.

Cuánta razón tenía.

Ella es tan inocente, su rostro siempre refleja alegría, aunque esté destrozada por dentro, aunque sufra, se quiebre y quiera gritar lo mal que se puede llegar a sentir y lo hace solo para que los demás no se preocupen por ella.

Por tu perfecta culpa, nada más.

Si es mi culpa y no hay nada que pueda hacer para arreglarlo. Desearía devolver el tiempo y hacerlo todo de nuevo sin errores, quizá así me pueda estar con ella para siempre, quizá podamos tener una historia distinta ahora, quizá pueda lograr que me ame.

Porque la amo. Porque es la única mujer a la que amare.

La única tía en la vida a la que desearé y joder como puede llegar a descontrolarme solo con unas simples palabras.

"Ya no soy una niña."

Es lo que dijo, aunque tenga la mente de una niña o al menos eso aparente, aunque sea completamente pura y decente, aunque eso aparente, para mí es la mujer que amo, que me enloquece. Para mí lo es todo.

Si por error se me ocurre mirarla, tendré que hacerlo con cautela, de lo contrario no podría resistirme a abrazarla, a atrapar sus labios...

A desearla. La deseas ¿verdad?

Si. Más que a nada en el mundo. Más que la última vez.

Debí ser más fuerte la última vez, debí haberla protegido en vez de querer apoderarme de ella por completo. Pero aunque debería arrepentirme de ello, algo en mí se siente satisfecho por lo que hice. Oh estuve cerca de hacerlo, si solo no hubiera reaccionado.

Al menos descubrí que ella me desea tanto como yo lo hago.

Y eso te hace aumentar tus ganas porque se repita aquella escena en tu oficina.

Pero debo resistirlo. Y eso es lo más difícil de todo. Si supieras la sensación que me abruma cuando las yemas de mis dedos tocan la piel suave y delicada de tu rostro.

Eso es placer.

Una vez que toco su piel juraría que no puedo detenerme, quiero explorar cada parte de su cuerpo, descubrir todos los secretos qué esconde cada curva en ella perfectamente delineadas.

Pero no puedes hacerlo.

Y eso me desespera, me mata, lo detesto. Porque todos los días guardo palabras que quisiera decir y las escribo en mi cabeza para que algún día en el que tú y yo podamos estar juntos poder decírtelas al oído, suave y apasionadamente, sintiendo el calor de tu cuerpo junto con el mío.

Amiga...

La pasión no tiene límite en aquellos que quieren experimentarlo todo

Pero lleva el nombre de aquella persona que roba los sentidos del otro

Que provoca que su piel se erice con el solo rose de sus dedos

Esa es la verdadera pasión.

En el deseo de pasión a lo prohibido.

Por Abigail Zerene.

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