Dos - Diez

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Todos los días una chica salía de la casa de su mejor amiga, ella era mayor por 3 años e iba para darle tutorías. O... eso era lo que pensaban ambas familias, pero la realidad era un poco distinta. Ellas eran pareja. Algo como esto no pudo ocultarse para siempre, asi que, no paso mucho tiempo para que unas de las familias se enterara. 

Cuando esto sucedió, de buenas a primeras no estuvieron de acuerdo y se opusieron rotundamente, pero... con el tiempo y los examenes a la vuelta de la esquina, no tuvieron más opción que aceptar.  Permitieron que volviera a entrar a la casa con una serie de condiciones para que continuarán con las tutorías. Obviamente unas de las condiciones que establecieron, era que debía estar presente en todo momento un miembro de la familia que las mantuviera vigiladas atentamente.


Una noche al terminar la sesión del día, la menor <<como siempre hacia>> la acompaño a despedirla hasta la puerta de su casa, miro ambos lados, a sus espaldas y luego rápidamente le dio un beso, como cualquier otra despedida, o eso pensó la mayor. Pero esta ocasión fue diferente.

—¿Por qué siempre tengo que ser yo la que tiene que darte besos y ser cariñosa contigo? ¿Estás segura que quieres estar conmigo? ¿Al menos sabes si realmente te gusto? Siempre soy yo, quien demuestra su afecto y pone de su parte. Me gustaría que al menos esto fuera por las dos vías y no sentir que te estoy forzando a estar conmigo. 

La otra parte solo sonrió ligeramente y asintió. No era alguien de muchas palabras, asi que con un —Buenas noches— Le acaricio el pelo a la menor y se fue. Ella vivía al otro lado de la ciudad en una zona de alta gama, pero al igual que su estatus, nunca se lo dijo. En su lugar prefirió fingir vivir por ahí cerca, para no preocupar la.


Las cosas siguieron igual por un tiempo, hasta que llegaron las vacaciones de verano. Era un día soleado, mientras veían una serie en casa de la menor. Sucedió algo que ninguna de las dos lo espero o planeo. Por primera vez, se iban a quedar solas, no solo sin vigilancia, sino en casa. Ambas estaban emocionadas y ansiosas, pero ninguna lo demostró para evitar que este suceso terminara pronto.

—Voy a ir al super, en un rato llega tu hermana, le abres por favor que no trae llaves.
—Si mamá
—Se me cuidan, cuidas a mi hija
—No se preocupe señora, la vigilare —Mira a la menor y sonríe, mientras la otra hace un ligero puchero.
—Gracias

Ambas despiden a la señora y continuaron viendo la serie en la sala. Al poco tiempo, la menor quiso hacer un movimiento lento para besarla, de pronto se abre la puerta. Ella se asusta e inmediatamente regresa a sentarse bien, mientras por lo bajo se escucha una sutil risa. 

—Olvide la bolsa, ahora si me voy al super

Despues del pequeño susto que se llevo, la menor ya no intentó nada. En cambio, la mayor la atrae dándole un rápido beso, luego toma su barbilla, pasa la punta de su lengua por la parte baja del labio superior, rozando ligeramente el labio inferior. Continua su asalto, profundizando el beso al meter su lengua, explorar aquella cálida boca en busca de la lengua de la menor. Al encontrarla, fue tentando poco a poco, hasta que esta reacciono y  participo del beso. 

Siguieron besándose por un largo tiempo, separándose solo cuando una de ellas necesito aire. La mayor a regañadientes se separó, no sin antes darle un ultimo beso casto. Mientras se acomoda en su lugar dice —Justo a tiempo— ya en una postura inocente para ver la tele. 

En seguida, se escucha cuando tocan la puerta, la menor aun algo desconcertada por el beso, se levanta para abrir. La hermana de esta, al ver quienes estaban se molesto inmediatamente —¿Mamá te dejo sola con ella?— entra y cierra la puerta detrás de si.

Historias cortas de una loca sin amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora