Las teclas del piano son tocadas con la suavidad y lentitud de una melodía melancólica que se arrastra por el salón con decoración minimalista hasta atravesar la puerta para luchar contra el sonido de la tormenta que se encuentra descargando sus aguas, parece intentar inundar las calles para arrastrar algo...pero solo parece.
Las personas, las pocas personas que por necesidad o por mala fortuna se han visto atrapadas en esta lluvia en medio de las calles de Nueva York, corren intentando esquivar inútilmente los charcos, algunas intenta cubrirse con paraguas pero de poco sirven porque el simple pasar de los autos hace salpicar el agua ya sucia a sus piernas, que ciudad tan sucia, ni la lluvia puede ocultar el aroma tan desagradable para el pianista que de reojo ve la escena desde uno de los pisos más altos de un edificio a un costado de central park.
Sus manos, que a pesar de ser un hombre de buena mosculatura, son suaves y delgadas, sin duda las manos de un pianista o las de un cirujano.
Ese joven de cabello negro azabache que parece exhalar con la misma necesidad que sienten las gotas por precipitarse y estrellarse al suelo, se detuvo. Hace dos días que su "jefa", que por obligación debe llamarla así aunque no tenga nada de una jefa, había muerto en una explosión con una granada.
El hombre se levantó y bebió de un solo trago el ron que tenía servido sobre su lustroso piano. La elegancia de una pantera lo acompañó en su travesía por la habitación rumbo a la puerta del departamento.
De la decoración de tal lugar no se puede mencionar mucho, este sujeto que tenemos aquí es excéntrico minimalista en el mejor de los casos. Justo al llegar a la puerta se detuvo para tomar del perchero junto a esta si saco negro y gabardina del mismo color. La señora de la limpieza y un par de amigos son testigos de que ahí solo hay ropa negra y muy fina, ropa de caballero.
El joven con su traje impecablemente planchado y pulcro y cubierto con la gabardina salió cerrando la puerta detrás de si con llave y con un movimiento de su mano, oh vaya, no es humano. Estaba muy dispuesto a caminar al elevador pero no había dado ni cinco pasos cuando se vió corriendo de forma descendente por las escaleras, presumiendo su antinaturalidad al saltar de descansillo en descansillo; así siguió sin parar hasta llegar al estacionamiento interior.
Él no lo sabe pero la ansiedad por ir en su encuentro lleva tiempo reflejándose cada que ella muere, al principio eso le das igual, luego le había encontrado un uso comestible, pero ahora era su amiga, su segunda amiga en siglos...en muchos siglos y si bien disfruta su soledad, la locura de su amiga le hace sonreír desde el fondo de su corazón.
Llegó a su auto y abrió la puerta del conductor para entrar en el; un auto, un camaro ZL1 en un, siempre elegante, color negro brillante. Arrancó y con la misma elegancia nata que tiene al caminar, condujo hasta la salida de edificio, su amiga había vuelto, la podía sentir pero necesitaba un helicóptero y sobre todo, dar aviso.
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Del bosque... Con hambre
Mystery / ThrillerUna organización creada como un experimento social por arcángeles dedicada a encontrar seres peculiares para dirigirla bajo la mirada penetrante de Mikael, una organización que caza lo natural y lo sobrenatural. Marianne Middford, la pezuña del dia...