The Ride.

Bo Broüwn.

Ya era un poco tarde en la casa de Miranda, quien mandó a su hija menor a la cama.
-Buenas noches, mami.- para tener 11 años, Bo seguía siendo una dulzura en todo momento.
-Duerme bien mi amor- dijo la mujer, que sostenía una delgada varilla de madera con una pelota de plumavit a medio pintar que representaba el planeta Mercurio. ¿La razón? Cara, la mayor de las hermanas Broüwn se le "fue" que tenía un trabajo de ciencias para mañana en la mañana.
La Pendeji~ digo! La niña subio las escaleras hasta el cuchitril de pieza que tenía. Apenas logro enredarse entre las sabanas quedó noqueada por el sueño en un santiamén.

El piso era frío, junto con el aire, la gran "salacuevasalón" y su desabrigado cuerpecito. Su única vestimenta era un blancuzco y trasparente conjunto de falda y corto polerón que dejaban notar el echo de que no tenía ropa interior.
Un reflector de origen desconocido dejó caer su luz sobre ella, haciendo un contrastaste con un fondo obscuro como el Tártaro.
De la oscuridad, una silueta masculina alzaba una alas negras. Dando largas zancadas se acercó lo suficiente para que la luz del reflector algo iluminara al ángel.
Un rostro que pretende jugar entre 17 y 27 años, cabello azabache y ojos de todos los tonos de azul glaciar.
Los pocos centímetros que quedaban entre Bo y el ángel eran tan escasos que quemaban.
El alzó una mano, acariciando el rostro de la fémina, cuyas pulsaciones estaban a mil.
-No sabes cuanto he esperado por esto- Bo se sobre saltó al oír la ronca voz del hombre.-Créeme, amor, que esto me va a doler mas a mi que a ti.
-Pero~ Bo (al borde de las lagrimas) fue interrumpida por un brusco beso que le provocaba dolor. Y la única palabra que le venía a la mente era "VIOLACIÓN"