Dejé se escribir canciones para sentir tornados nuevos, sentimientos, emociones todo real y siempre eterno.
Compuse cientos de sueños, también millones de ilusiones, compuse frases, reuniones, verdades todas y lo intenté con los colores.
Fue fugaz la intención, las luces siempre apagadas. Dejé en blanco mi mente, solo un segundo, y la tormenta quedo en una absulota calma.
Pude excaquearme, huir de aquel aprieto. Sentí que las piernas me temblaban y que el aire no hacia su trabajo. Por un momento tuve la genial idea de excusarme diciendo cualquier chorrada relacionada con llegar tarde, sin embargo, me quedé en silencio, inmóvil, aún temblando y me volqué en el sujeto.
Después de muchos dias pero infinitas noches de recuerdo comprendí que perdía el tiempo. Nunca fue lo que yo buscaba realmente, pero además confío en que jamás lo fuera.
Me trataba mal, me ahogaba en llanto y ahora lo entiendo...
No fueron sus manos perfectas rozando mi cuerpo, no fue su boca absorviendo mi aliento, no fue el aire que tan flojo sonaba... No fue nada, o al menos nada de eso.
Lo que fuere me hizo ver que lo que quiero, y solo lo que de verdad quiero es nadar solo en este cielo.