✿ Capítulo Único ✿

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            —Buenos días, señora Sawaki —saludó Neiru cuando la mencionada la recibió en la puerta de su residencia.

            Una amplia sonrisa apareció en el rostro de la señora Tae.

            —Buenos días para tí también, Neiru —la madre de Ai se apartó de la puerta, dejándole espacio para entrar—. Vamos, pasa, Ai no tarda en volver.

            —Muchas gracias, señora Sawaki —Neiru ingresó al recibidor.

            Una vez dentro, la morena respiró hondo al sentir el calor de hogar que allí habitaba. Pasaran los años que pasaran, la residencia Ohto —ahora llamada "Residencia Sawaki"— continuaba siendo muy acogedora.

            —Le traje ésto —dijo Neiru y le entregó una bonita bolsa de papel repleta de algo que olía muy bien y pesaba un poco, cosa que demostraba una buena cantidad de contenido.

            —Oh, gracias. Ponte cómoda, sabes que estás en tu casa —con gentileza, Tae le entregó una sonrisa—. Espera aquí un momento. Ahora que Ai no está, me gustaría hablar contigo acerca de algo.

            —¿Eh? —dijo Neiru, intrigada—. ¿Que usted necesita hablar conmigo?

            —Sí, dame un minuto —tomó la bolsa repleta de pequeños croissants que Neiru acababa de darle y se encaminó a la cocina—. Traeré un poco de té y luego hablaremos.

            Neiru observó como la señora Tae, sin perder la sonrisa y tarareando una melodía que se le hizo desconocida, entraba a la cocina.

            —Ésta semana no pude conseguir esos pasteles que tanto le gustan —murmuró la morena, pensativa—. Por eso traje ésos croissants hoy... ¿se habrá molestado por eso?

            »No es éso... ¿será posible...? No, no. Deja de hablar en voz alta, Neiru —chasqueó la lengua—. Tranquila, relájate un poco.

            Sus fríos y calculadores ojos miraban los alrededores sin enfocar nada en particular. Unos diez minutos después, un suave y cálido aroma a té —que identificó de inmediato como Té Negro— inundó el lugar.

            —Disculpa la tardanza, querida —dijo la señora de mirada ambarina cuando entró nuevamente al recibidor.

            Con cuidado, la ex señora Ohto depositó una bandeja en la mesita que estaba en medio del recibidor, justo frente a Neiru. Los panecillos venían amontonados en un platillo y las tazas de té, colocadas en platos individuales, humeaban, formando perezosas volutas de vapor. Neiru tomó una y, tal como su buena educación le indicaba, bebió un poco sorbiendo despacio. Su anfitriona se hizo también con uno de los recipientes y, tras darle un sorbo, Tae miró a Neiru con atención. 

            —Seré directa contigo, Neiru. —dijo la mujer y luego sonrió con cuidado—. Puedo ser directa, ¿verdad?

            No sabía por qué, pero la madre de Ai se le antojó empalagosamente amable... más amable de lo normal.

            En los años siguientes de haber conocido a su mejor amiga, Neiru descubrió que la señora Sawaki no era tan tranquila, recatada y suave como se veía; sino que solo hacía falta que tomara la suficiente confianza como para mostrar un lado de ella que muy pocas personas —poquísimas en realidad— conocían.

            —Sí, puede. —asintió Neiru—. Adelante.

            —Estás enamorada de mi hija, ¿no? —lanzó a quemarropa.

Empezaré por mi Suegra (?) || Neiru x AiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora