"Dudo que mi carta destaque, aunque lo mas probable es que termine como todas las demás".
Una vez al año Diluc recibe una cantidad increíble de cartas, que nunca son leídas.
¿Quizás este año pueda ser diferente?
La primera parte de la saga "Gelatina...
Había sido un día agotador Lumine había completado varios encargos del gremio y ahora se dirigía nuevamente a Mondstadt, para ayudar a los caballeros de favonuis por petición de la maestra intendente y al parecer una solicitud especial que solo ella puede realizar en el gremio de aventureros.
Una vez enfrente de la gran puerta saluda a los caballeros de la entrada, los cuales le regresan el saludo de una manera más formal. Informándole que la esperan en la sede de los caballeros, ella asintió lista para dirigirse a el encargo por el cual había decidido regresar a la capital de la libertad.
La misión no era tan difícil a palabras de Paimon, porque ella nunca hace nada más que flotar. El encargo era derrotar a tres magos del abismo pyro, hydro y cryo, dos mitachurl con escudos de madera y una manada de hilichurls.
La viajera pensó por un momento que eso era abuso, pero por la recompensa decidió no decir nada, más los cofres del camino y la búsqueda de ingredientes para alimentar a Paimon sabría que valdría completamente la pena. Claro que lo que en más batallaría seria en romper los escudos, pero con ayuda de el poder electo y dependiendo también si puede sacarle provecho a su entorno, todo saldría bien.
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Fueron al encargo por la madrugada, esperaban haberle quitado un poco de carga a la maestra intendente, porque sabían que duerme poco. El sol se elevaba para dar comienzo al día. La viajera y el hada por fin se dirigían de vuelta a la ciudad, para darle las buenas noticias a Jean de que lograron resolver el encargo.
La rubia en su enfrentamiento fue empujada por algunos monstruos, obtuvo algunos raspones pero se volvía a levantar, aunque su vestido estuviera un poco cubierto de tierra y polvo. En la primera oportunidad que tuviera se curaría debido a que no le dolían, sus enemigos no fueron rivales para su espada cubierta con electro, solo esperaba no se cuestionada por su decisión de posponer su curación.
Ingresaron como siempre a la capital, pasaron justo enfrente del gremio de aventureros en el cual había un montón de chicas reunidas a las cuales Lumine no conocía de nada, a excepción de Donna una trabajadora del Lenguaje de las flores. Katheryne trataba de calmarlas a todas que por alguna razón estaban algo alteradas y molestas por motivos que eran desconocidos para las mejores amigas.
Por ahora Lumine no se metería donde no la llaman, primero debía ir a la sede de los caballeros para informarle a Jean sus resultados. Después regresaría para preguntarle a la recepcionista del gremio de aventureros sobre el encargo especial, a la rubia no le gusta dejar asuntos pendientes, por lo que con cuidado paso por detrás de la multitud, solo que su autoproclamada mejor amiga no pensaba lo mismo que ella.
—¿Qué crees que esté pasando ahí?— Flotaba con precaución el hada, mirando el alborotó.
—No lo sé, pero tengo un mal presentimiento y pienso que no deberíamos meternos en lo que no nos llaman, por ahora...— Hablo con incomodidad la viajera, aun tenían asuntos por resolver.