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Cuando noto lo que estaba pasando se dio cuenta que estaba echada en una cama, podía escuchar a muchas personas a su alrededor hablando y sollozando pero eran lejanos, lo que no era lejano era la mano que le sostenía la suya, el dolor en el pecho también parecía real y la idea que se estaba muriendo también era tangible.

-Hermosa –escucho la voz masculina y pudo ver su rostro antes incluso que su cabeza volteara y entrara en su campo visual, ese rostro que conocía muy bien, el hombre se veía mayor a la última vez que lo había visto pero sus facciones seguían siendo las mismas que ella recordaba, llevaba puesta una camisa celeste con las mangas arremangadas en el codo, lo poco que vió en el cuarto le recordó a las imágenes que había visto en los libros que tanto le gustaba leer del siglo XIX –Tienes que descansar, es la hora.

-No quiero dejarte –fueron las palabras que salieron de sus labios pero ella sintió que hablaba otra persona –no puedo dejarte.

-No me vas a dejar –susurro el hombre acercándote a su oído –te quedarás en mi corazón hasta que nos volvamos a ver.

-¿Cuando? –ahora ella susurraba y pudo sentir como las lágrimas empapaban sus mejillas

-La vida es muy corta para amarte en una, prometo buscarte en la otra vida –Shakespeare pensó ella antes de cerrar los ojos sintiendo que era para siempre.

Abrió los ojos azorada, se sentó en la cama rápidamente y se pasó una mano por su rostro.

-Otra vez ese maldito sueño –se dijo así misma mientras intentaba recuperar el aliento, aunque no era un sueño muy recurrente desde que tenía 11 años había soñado con ese rostro, con ese hombre, no sabía cómo se llamaba pero parecía que lo conocía de toda la vida, aunque el lugar, la ropa y la época cambiaba siempre le decía la misma frase lo que la hacía despertar de inmediato dejándole una sensación de agobio y perdida con la que podía vivir días, incluso semanas.

La luz clara de la mañana entraba por su ventana y recordó rápidamente que ese era su primer día de universidad lo que la hizo sonreír de inmediato.

Saltó de la cama y rápidamente salió de su cuarto para llegar a la cocina.

-Buenos días hermosa –su mamá la saludo con una gran sonrisa mientras ponía un plato con huevos delante de ella –¿Lista para tu primer día?

-Listísima –le devolvió la sonrisa.

-Te veo un poco cansada –dijo la su madre sentándose delante de ella en barra de desayuno de la cocina de su pequeño departamento.

-Otra vez el sueño –respondió sin más y vio que su madre hacia una pequeña O con los labios pero cambió el tema rápidamente relajando a Eloise de inmediato.


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Abrió los ojos y se sentó en la cama, las lágrimas caían por su rostro sin parar, la sensación de haber perdido al amor de su vida le llenaban el alma de inmediato sintió unas manos que trataban de calmarlo llamándolo por su nombre por un segundo pensó que era ella pero de pronto vio a la rubia preciosa que tenía su rostro entre sus manos.

-Phillip tranquilo –dijo cuando él dejo de luchar relajo su agarre y le dio un beso en la mejilla –solo fue una pesadilla.

El asintió aunque sabía que no había tenido una pesadilla si no un sueño que lo seguía desde que tenía veintiún años, aunque no sabía como se llamaba la mujer de ojos grises que veía podía sentir que la conocía de toda la vida, aunque en el sueño se cambiaba el lugar, la ropa, las circunstancia siempre acaba igual, con uno de los dos muriendo y él repitiendo la misma frase: "La vida es muy corta para amarte en una, prometo buscarte en la otra vida", era de Shakespeare lo sabía, lo que no sabía era por que soñaba con esa mujer una y otra vez.

-Hoy tenemos un gran día –dijo Laura separándose de él para ponerse de pie –vamos a ir a hablar con Marissa Gadot –Phillip recoció el nombre de inmediato era una cantante famosa –quiere que le hagamos toda la decoración de su boda.

-¿Te ha dicho si tienen alguna idea en mente? –pregunto poniéndose también de pie y caminando directamente a la ventana para abrirla, las flores que tenía puesta en el filo de ellas necesitaban luz del sol directa toda las mañanas.

-Su fiesta va a durar toda una semana y le gustaría que la decoración durara lo suficiente si tener que reemplazar muy rápido las flores –Laura comenzó a contarle, salían juntos desde que estaban en la universidad cuando él estudiaba botánica y ella publicidad y marketing, eran muy jóvenes cuando decidieron vivir juntos pero habían logrado poner una pequeña empresa en internet de decoración con flores para eventos que se había vuelto popular en poco tiempo entre los más rico y famosos en Londres.

-Podríamos usar Claveles –Dijo volteándose a ver a su novia quien ya estaba lista para meterse a la ducha –si las mantienen con un poco de agua cada dos días pueden durar entre dos o tres semanas sin ningún problema.

-Y hay arreglos hermosos con claveles que puedo proponerle –se acerco a él y le dio un beso en la nariz –somos un buen equipo –el asintió poniendo sus manos alrededor de su pequeña cintura.

-El mejor –susurro antes de acercarse a darle un beso en los labios pero tuvo que cortarlo cuando el sueño que acaba de tener llego a su mente como un balde de agua fría.

Él gritaba con fuerza, el dolor en su pecho no paraba, puso una mano en él y notó un orificio dándose cuenta que era una herida de bala que había entrado limpia en medio de este, el dolor se sentía lejano como si no fuera él quien se encontraba desangrándose en medio de una calle pensando que iba a morir solo, sus ojos se cerraron esperando una muerte pero unas manos tomaron su rostro.

-Amor mío, amor mío –la voz era conocida, cuando sus ojos se abrieron él pudo ver su perfecto rostro enmarcado por su corto cabello, un pequeño gorro negro lo decoraba sin dudarlo supo que estaba en un punto de la época de los años veinte. –lo siento, lo siento.

-Tranquila –su mano subió a su mejilla derecha y ella acuno su rostro en ella –me voy a ir ahora pero te llevaré conmigo hasta que nos volvamos a ver. –ella no entendió lo que él decía.

-No te vallas, no me dejes. –dijo con desesperación y en ese momento pudo ver con era alejada de él, un hombre la jalaba mientras ella luchaba por regresar a su lado.

-Te amo y –grito él con un hilo de fuerza. –La vida es muy corta para amarte en una, prometo buscarte en la otra vida –los ojos de ambos se cruzaron antes que los suyos se cerraran y él sabía que era para siempre.

-Phillip –el grito de Laura llego a sus oídos con violencia haciendo que este abriera los ojos, ella se encontraba moviendo su hombro derecho con violencia.

-¿Qué pasa? –preguntó él parpadeando varias veces.

-No se dímelo tu –el frunció el ceño sin entender –te quedaste quieto por un minuto entero, no reaccionabas. –no tenía una respuesta lógica para eso por lo que simplemente la levanto sobre un hombro haciendo que ella riera.

-Vamos a ducharnos tenemos un día muy largo hoy –le dio un pequeño azote en una de las nalgas lo que hizo que ella gimiera entre risas. 

Mil vidas juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora