Marcas, todos las tenemos. Pero en nosotros es diferente, es lo que identifica las hadas de las ninfas. Marcas que nos etiquetan. Dos grabados diferentes por los dos progenitores. La marca más visible siempre era del padre, siempre presente un nuestras caras.
Las hadas, no lo suficientemente benditos como para estar en el cielo, no lo suficientemente desgraciados como para ser desterrados al tártaro.
Para el creador somos parte de nada, sin relatos nuestros en la biblia, sin permanecer en la historia, solo unos pocos mitos de que los humanos nos habían hecho protagonistas.
No somos nefilims, no somos demonios, somos los descendientes de los ángeles desterrados del cielo que se crearon su proprio edén en la tierra en la tierra.
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El reto de las hadas
FantasyTodo era perfecto. Megan estaba por cumplir el sueño que había tenido desde siempre. Está en Londres, la ciudad de su vida, había logrado entrar en la universidad que quería, comenzando las clases había logrado conseguir algunos amigos y todo estaba...