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La tristeza… una emoción repugnante, desagradable, que ni siquiera debería ser considerado un sentimiento; melancolía, nostalgia, depresión, abatimiento, desconsuelo, sin importar cual sea su sinónimo, es aquella sensación de impotencia ante la vida y lo que esta conlleva, sus obstáculos y adversidades que nos impiden sentirnos con la capacidad de sobrellevar los problemas a los que nos enfrentemos en nuestra vida diaria.
Muchos podrían considerar que, la tristeza en su simple naturaleza, puede volvernos frágiles y sensibles, dudo acerca de esa supuesta fragilidad, pero la sensibilidad es algo inevitable; conozco acerca de este tema, lo terrible que es sentir que hasta el más mínimo contratiempo es un motivo mas que suficiente para sumirnos en nuestra pesadumbre,
Aquella aflicción, puede ser ocasionada por una variedad de factores y de apuros, desde la perdida de un amigo o familiar, hasta incluso una desilusión amorosa o la insatisfacción personal; puede ser una emoción pasajera, de algunos minutos, hasta incluso podría resultar una situación de días, semanas, que podría convertirse en algo severo, como lo es la depresión. Desafortunadamente, en gran parte de la sociedad, la salud mental no es una prioridad, además que, en muchas familias, es un tema tomado a la ligera, al que no se le brinda la atención necesaria y puede incluso pasar desapercibido ante los ojos de nuestros propios padres… Luego se preguntan a sí mismos porque no les tenemos la debida confianza, entiendo perfecto que por si mismos no pueden adivinar como por arte de magia si estamos pasando por un problema emocional, pero por desgracia, no somos tomados con seriedad si se trata de tristeza
Quiero contarles una pequeña anécdota, que hasta donde tengo memoria, ha sido uno de los dolores emocionales más fuertes que he experimentado; desde pequeña siempre le tuve temor a los perros, me aterraban, esto cambió tras adoptar a un cachorro con mi familia, aquel temor se esfumó gracias al cariño que ese pequeño se había ganado y el lugar tan importante que ocupaba en mi corazón, era mi mejor amigo, mi felicidad, lamentablemente todo lo que empieza tiene acabar y tarde o temprano mi amigo tuvo que dejar este mundo, recuerdo lo doloroso que fue, aquel desaliento que parecía inconsolable, tras esta perdida, mi temor hacia estos animalitos regresó; puede que haya transcurrido mucho tiempo de esta experiencia, que aunque el sentimiento de pena haya desaparecido, los recuerdos de aquella amarga y tarde tan trágica son inolvidables.
La tristeza es así, cruel, despiadada, para colmo, no puedo atreverme a considerarla inhumana, puesto que es una de las cosas mas humanas que existen, un sentimiento al que inevitablemente todos nos enfrentamos en algún momento de nuestras vidas ya sea por una u otra razón. ¿Para que existe esta emoción tan pésima además de destructiva? Cada día despertaba con aquella pregunta rondando desde lo más superficial hasta lo más recóndito de mi mente; aquella duda existencial, su simple y desconocida procedencia, mortificaba mi existencia, mi ser; ahora, después de tantos años con aquella incertidumbre, me siento con la capacidad de resolverla, al menos desde mi propio criterio, gracias al sufrimiento suscitado por la iniquidad humana de la que una vez fui victima; en la vida nada es sencillo, nadie obtiene nada sin algo de esfuerzo, ¿Cuántas veces no hemos oído aquel lema de “El sacrificio de hoy, es el éxito de mañana? Se que lo hemos escuchado lo suficiente para saber que hay mucha veracidad en esas palabras, no me refiero a cosechar lo que sembramos, no, más bien, que todo en la vida tiene un precio, un alto costo, la experiencia acumulada, adquirida a lo largo de los años, es la recompensa de aquellos pesares a los que un día nos confrontó el mundo,
Por muy desagradable que sea este sentimiento, es necesario, vital para aprender, crecer, si sientes que vagas por el mundo estando muerto en vida a causa de la tristeza, tarde o temprano renacerás, como si se tratara de un ave fénix, renacer de las cenizas, te darás cuenta que aquellas noches de desvelo a causa de las lagrimas derramadas, que aquella soledad, esa impotencia, esa sensación de negligencia por parte del mundo que te rodea, que esa confusión, ese desconsuelo que te abatía día tras día, masacrando lentamente tu alma hasta consumirla, desde la carne hasta los huesos, arrebatando tu hambre y tus ganas de vivir, esas emociones se irán y te darás cuenta de lo bello que es el mundo cuando te das la oportunidad de disfrutarlo.
No todo en la vida será siempre bueno, siempre hay percances, tropezones, caídas y no todo en la vida es malo, siempre hay un rayo de luz en la oscuridad, una gota de esperanza en la guerra, calma en medio de la tempestad, un arcoíris al final de una tormenta y cuando sientas que no puedes, que tu espíritu se desvanece, encontraras la tan mencionada luz que siempre hay al final del túnel,

TristezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora