Bajos instintos

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En aquel lugar solitario, un quejido apenas si se podría escuchar, al interior, aquellos dos se deleitaban por una escena que jamás hubieran pensado ser posible; Alastor demostrando dolor, por primera vez, en quizás décadas, la expresión del demonio ciervo no era aquella que tanta gente conocía y que les intimidaba, aquella sonrisa que parecía empoderada y humillar a cuanta persona fuera dedicada, aquel gesto de alegría insana y soberanía, donde una simple sonrisa era suficiente para que el demonio peli rojo  pudiera aplastar a quien fuera su enemigo, muchos demonios le temían, pues aquellos acontecimientos, aquella masacre, la enorme matanza, aquella transmisión... no podrían imaginarse jamás  el poder ver a Alastor en esa situación, mucho menos, que pudieran someterle de esa manera. -Tsk...- El quejido,  acompañado claro de esa mueca de sus labios, fue esa prueba que a Valentino le bastó para tentarse más, para sentir ese cosquilleo recorriendo todo su cuerpo, viajando en sus venas y estimulando hasta que aquella hombría, se endurecía un tanto más, algo que no pasó desapercibido ni del demonio TV, ni mucho menos del demonio Radio, qué además, percibió igualmente la dureza del rose de Vox. 


La lengua de la polilla relamió sus labios, con deleite, con deseo y con aquella lujuria que parecía derramarse por cada poro de su ser, y claro, con una de las manos superiores, tomó el cabello del peli rojo, para jalarle, lo que Vox comprendió, así que terminaba soltando esa oreja felpuda, que no quedó sin ser agobiada por la presión de una mano, pues Valentino no demoró mucho tiempo en sujetarla, y prácticamente clavándole las uñas, hacer que agacase el cuerpo el delgado ciervo, que ya a esa altura no podía mantener la sonrisa en todo momento, temblando un tanto sus labios del esfuerzo que requería disimular. El demonio TV por su parte, llevaba una mano por donde su saco, para desabrochar e ir retirando poco a poco de su cuerpo, dejando la oscura y fina prenda a un lado, y desajustando su corbatín, comenzar a abrir los botones de la camisa igual, el calor podía con él, y la sensación igual, pues en su mente ya estaba llevando a cabo imágenes que quería hacer realidad con el de pelo rojo, quién se distraía, pensando que todo aquello era simplemente para evitar que se descubriera que yacía en desventaja en una pelea contra los dos Overlord. 


Fue entonces, que la polilla, sujetaba con los brazos inferiores la cintura de Alastor, obligando al delgado cuerpo a elevarse, siimplemente para poder así dejar caer de manera brusca y repentina el cuerpo, sobre su hombría que yacía ya ubicada lista para ingresar, y sin cuidado alguno, profundizar la estocada. La espalda del demonio carmesí se enarcaba de forma casi surrealista, donde ya fue incapaz de tener una sonrisa por muy disimulada que fuera, y un quejido más  fuerte, audible, que otros más. Ah, pero no acabó ahí, no señor, Vox estimulado por el goce y de paso, aquel gesto de una de las cuatro manos de la polilla, se animó y colocándose en posición, empujó a Alastor al frente, para que cayera sobre el pecho de Valentino, que no dudaba en sujetarle con los brazos superiores, presionando con fuerza, y dejando así a Vox, invadir igualmente. No fue fácil, por supuesto que no, Alastor era estrecho, su cuerpo delgado y puro en un sentido sexual, pues él no había llegado al infierno por lujurioso o algo similar, y cuyo cuerpo seguía virgen aún después de la muerte, por lo que Vox tuvo que empujar, con fuerza, y más fuerza hasta que finalmente ingresó al interior del demonio, arrancando ahora no sólo a Alastor un quejido, sino igualmente a la polilla, con la única diferencia es que Alastor en ningún momento dejó escuchar un deje placentero en su quejido, mientras Valentino había pasado de un quejido de dolor a una expresión de placer y deleite por la presión, y la sensación que tenía entre un cuerpo virgen y una penetración doble, no, no era la primera vez que lo hacía Valentino de ese modo, ya en ocasiones anteriores Angel Dust había sido el juguete de Valentino y algún otro demonio que era el compañero de juegos del overlord, pero con Alastor.... sonará gracioso, incluso blasfemo siendo el infierno pero ¡Oh, Dios! es que Alastor jamás había sido usado de ninguna manera, y él claro, jamás había usado a niingún otro demonio como juguete, y Valentino se sentía como un niño que ha recibido un nuevo juguete y lo estrena, y Vox.... el niño con el que comparte al juguete. 


-¿Te gusta, perra?...- Musita la polilla, mientras sujetaba la cadera de Alastor con cierta fuerza, y moviendo al demonio, le hizo subir y bajar de encima suyo, Vox claro, tenía que ingeniárselas para llevar el ritmo de su pareja, por lo que igualmente, sujetando una de las orejas de Alastor y jalando para que tuviera el rostro a la vista de Valentino que parecía disfrutar incluso cada gesto que daba el de cabellos rojos, igual se movía, alternando uno y otro y a veces sincronizándose para ingresar al mismo tiempo. 


En aquel lugar solitario, un grito se escuchó.


Pero ni la polilla, ni la televisión, se detenían, e incluso parecían estimularse todavía más y más con cada sonido que llegaba a emerger de Alastor, que trataba de soltarse, temblores en sus manos, y seguramente laceraciones  en las muñecas por la manera en que luchaba por soltar esas ataduras, el apretar de los dientes y la ausencia clara de aquella sonrisa, que hacía sentir orgulloso a Valentino, cuya expresión que era notable para Vox, tentó a éste último a aumentar su ritmo, complacer a su pareja y de paso, obtener placer él mismo, pensando estúpidamente, que Valentino estaba interesado en el placer de ellos dos, y no sólo el propio. Alastor lo único que podía hacer, era pensar y desear que ningún demonio de bajo rango u otro Overlord pudiera estar en las cercanías y pudiera escuchar lo que sucedía ahí,  teniendo que integrarse por el tirón que le daba Vox,  permitiendo así que Valentino pudiera aferrar más el cuerpo de Alastor y le hiciera brincar prácticamente, sus extremidades en las caderas del ciervo se aferraron al grado que las uñas empezaron a romper el tejido, penetrando un poco, y deslizándose un tanto entre sudor y movimientos agresivos, comenzó a dejar una profunda marca, y así mismo, esos brazos superiores, comenzaron a pasear con uña clavada sobre los hombros, descendiendo sobre los brazos, pero no de manera lineal, sino alternando, dejando arañazos profundos, y decorando la piel blanca y suave, perfecta, con esas marcas de arañazos y ese color carmín cubriéndole, cual si  buscara darle honor a aquel sobre nombre alterno del demonio Carmesí. 


Quejidos suaves,  que en ocasiones subían el volumen, al sentir las estocadas, Vox por su parte, daba algunos quejidos de dolor, pero la mayor parte de aquellos sonidos que emergían de su boca, eran de un placer subido a un nivel superior a lo común que había llegado a experimentar con Valentino, y este último, oh, pero vaya que si lo estaba gozando,  pues aquellas cuatro extremidades se dedicaban a dejar esas marcas sobre el cuerpo de Alastor, donde ya líneas finas de sangre asomaban, decorando cada parte de su cuerpo que el demonio polilla tenía a la vista, pecho, hombros, brazos, piernas, cual si buscase dejar una marca permanente en el demonio ciervo, algo que le recordase, que alguien lo había logrado someter, que lo habían logrado profanar. 


Y el lugar y sus rededores, solitario. 



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⏰ Última actualización: May 27, 2022 ⏰

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