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* * ⋆ .Cuando era un infante, ChenLe empezó a llamar a sus abuelos "mamá" y "papá". No sabía exactamente lo que significaba pero los demás niños usaban esas palabras para referirse a las personas que los cuidaban, así que para él tenía sentido. Al menos más que decirle de esa forma a unas cuantas fotos.
Su abuelo siempre lo regañaba por ello, por lo que dejó de hacerlo después de un tiempo.
Aunque por supuesto que no paró allí. Sobre todo cuando los otros niños le dijeron que un papá no era lo mismo que un abuelo.
Por ello probó con llamar así a su tío Zhàn, quien lo cuidaba cuando estaba enfermo y preparaba su comida favorita en su cumpleaños. A sus ojos, parecía un papá adecuado. Sin embargo, cuando lo hizo, el adulto estalló en lágrimas y ChenLe no pudo evitar unirse a él.
¡Hubiera preferido que le gritara al igual que su abuelo!
Incluso después de que el tío Zhàn lo abrazara y le asegurara que no era culpable de su llanto, ChenLe se sintió como un niño malo y no volvió a hacerlo. Además, YiZhuo se molestó porque ese era su papá, no lo quería compartir con más personas y menos que lo pusiera triste.
Cuando ese día finalizó, se sintió derrotado. Al ser el menor en su familia, estaba acostumbrado a ganar y conseguir lo que quería la mayoría de la veces pero parecía que tener padres que pudieran abrazarlo no iba a ser una de sus victorias.
El par de fotos colgadas sobre el sofá en la sala de estar parecían burlarse de él. Uno de los hombres tenía una pequeña sonrisa mientras el otro estaba completamente serio. Ambos eran culpables de que hubiera hecho llorar a su tío. Y de no tener a un papá que lo cargara sobre sus hombros.
Como cualquier pequeño molesto, bufó e ignoró las fotos durante todo el tiempo que le fue posible.
Entonces, quince días después del cumpleaños de Kūn, se vio obligado a prender una vela para el cuadro del hombre sonriente.
Sus abuelos siempre tenían un semblante lúgubre durante ese día y era consciente de que su abuela ocultaba sus lágrimas de los demás. Eso solo provocaba que ChenLe detestara un poco más a esa fotografía. Las personas que amaba debían ser siempre felices.
Esa vez, como cualquier dieciséis de enero, Kūn y él se sentaron en el sofá, frente a la mesa donde el cuadro había sido dejado y las velas que se reflejaban en el vidrio de este. Entonces su abuela habló de lo buen hijo que había sido el hombre de la foto, de cuánto los había amado a ambos y que esperaba que lo quisieran también.
ChenLe solo intentaba no causarles más tristeza y apoyaba lo que sea que Kūn expresara, porque su hermano mayor siempre parecía tener las palabras correctas. Así evitaría que ellos supieran que no quería hacer eso cada año y que odiaba los cuadros y a los hombres que debía llamar papás.
Al crecer, la ira y el odio se transformaron en una indiferencia bien llevada. Después de todo, él no podía extrañar a personas que no había conocido. No tenía nada que recordar, ninguna cosa que le hiciera sentir una conexión y pensar en ellos, ni un aroma que lo transportara a un momento que vivieron juntos. Era solo un vacío que los demás trataban de llenar para él.
Incluso intentó decir una vez que no tenían por qué intentar que conociera a su papá a través de sus recuerdos, solo para mantenerse en silencio cuando Kūn compartió una de las pocas memorias que tenía a lado de papá.
—Estábamos junto a un sauce —dijo y su voz, que se estaba volviendo gruesa, se rompió al final de la frase—. No sé si era el que está junto al lago u otro, pero recuerdo estar corriendo mientras lo escuchaba cantar.
Los abuelos de ambos estaban conmovidos y ChenLe solo atinó a palmear suavemente el hombro de su hermano.
Él nunca pudo compartir ninguna anécdota y todos a su alrededor parecían afligidos por eso. Su padre murió antes de que naciera y su papá poco más de un mes después de que llegara al mundo, así que no recordaba nada de ellos.
Durante sus primeros años, lo solían tratar como un desdichado huérfano y siempre estaban dándole miradas de lástima. Ese era el motivo por el que no le gustaba estar cerca de los adultos que habían conocido a sus padres y el por qué se sintió feliz cuando empezó a ser conocido por otro motivo.
Todo empezó cuando en la manada empezaron a enseñar cómo hacer manualidades con arcilla. Las pequeñas y torpes manos de los niños hacían lo mejor que podían y eran adorables a su modo, mas las de ChenLe eran casi tan buenas como las de la maestra. Por esos tiempos, la casa de este se llenó de figuras de animalitos y macetas de formas fascinantes. Por eso fue una pena cuando el chiquillo se aburrió de su pasatiempo y pasó al siguiente: cantar.
Así fue como todos se percataron de que, si bien no siempre era el mejor, sí era bueno en todo lo que se proponía hacer: cocinar, coser, cazar, cantar e incluso armar muebles.
Los adultos de la manada empezaron a decir que había nacido con una estrella e incluso los abuelos de ChenLe sacaban eso a colación de vez en cuando, sobre todo cuando lo regañaban. Y es que de nada sirve ser naturalmente virtuoso si eres impulsivo y poco consecuente.
Hasta su tío Zhàn se lo decía de vez en cuando, como la vez que se cayó de un árbol por culpa de YiZhuo.
—Te metes en muchos problemas para ser alguien que nació con una estrella. —Había musitado su tío Zhàn, quien realidad solo había sido el mejor amigo de su padre, mientras curaba las heridas en los brazos y piernas de ChenLe, que si bien no eran más que rasguños, ardían cuando el trapo húmero pasaba sobre ellas.
—Es culpa de YiZhuo por gritar. —Se defendió entonces. Tenía diez años y toda una vida junto a esa omega problemática. No era su culpa que se asustara cuando chilló como una loca.
— ¡Ya te dije que creí ver una serpiente!
Él sabía que la niña se encontraba harta de sus quejas y que le molestaba que la pusiera en evidencia frente a su papá pero eso solo lo animaba a seguir haciéndolo.
— ¡Pues debiste fijarte antes de gritar!
— Suficiente, niños. Van a despertar a ShuYang.
Cuando la sonrisa siempre presente en el rostro del omega mayor se borró, los dos pequeños bajaron la mirada y se mantuvieron en silencio. Después de eso, ambos salieron de la casa de YiZhuo y pelearon todo el día, solo como un par de hermanos lo haría.
Pese a que ChenLe no había vuelto a decirle "papá" a su tío Zhàn, era consciente de que él y su tío YīBó lo habían adoptado de alguna forma. Después de todo, la pareja se había hecho responsable de su crianza junto a sus abuelos.
Así fue como terminó teniendo otros cinco hermanos. FanXing, DéJùn y RénJùn estaban bien, lo trataban como un molesto hermano menor del que cuidar. Por otro lado, YiZhuo, al ser solo un año menor, era la más fastidiosa y con quien se encontraba riñiendo la mayor parte del tiempo. Por último, ShuYang nació cuando ChenLe estaba a punto de cumplir seis años y era un bebé tan pequeño y tranquilo que decidió ser un buen hermano mayor para este.
ChenLe sabía que pasaba más tiempo en la casa de los Wáng que en la suya, quizás porque la de ellos se sentía como un verdadero hogar y no como un espacio melancólico. Sus abuelos y hermano mayor parecían unidos por la pena y dispuestos a rememorar con añoranza cada pequeño fragmento que los hiciera sentir cercanos a sus muertos. Se sentía fuera de lugar cuando eso ocurría y la frecuencia aumentó mientras crecía, por lo que la necesidad de salir de ese ambiente también.
Los Wáng eran su refugio y por eso su mundo se tambaleó cuando los conflictos llegaron a la manada.
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Willow |JiChen
FanfictionChenLe se ve obligado a abandonar la manada en la que creció cuando esta se ve amenazada y ahora no sabe si el aparente recelo que parece provocar su presencia en el clan de origen de sus abuelos es real o parte de su desarraigo. Sobre todo cuando e...