Historia 18

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En la reunión familiar, los ánimos se
calentaron, surgieron viejas reciclas y las
palabras fueron usadas de fusil.
Hombres y mujeres se levantaron en actitud
retadora. Algunos empezaron a gritar de
coraje y otros de angustia.

Yo, desesperada al ver el desastre, hice lo
primero que se me ocurrió para terminar el
conflicto. Me dejé caer al suelo y el golpe
fue tan estrepitoso que todos se callaron.

Me vieron tirada y luego se miraron entre
ellos. Finalmente mi hija mayor fue quien se
acerco a mi. Me levanto y contemplo mi
rostro detenidamente. Luego me coloco otra
vez en medio de la ofrenda de día de
muertos.
Ahí, en el centro, pude volver a verlos a
todos, desde el cuadro de mi fotografía.

Todos tomaron café tranquilos y en silencio.

Relatos para monstruosWhere stories live. Discover now