CAPITULO 11

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Con el paso del tiempo los recuerdos y memorias se convierten en historias para contar.

Eso pensaba Hayley Peaton al menear una y otra vez el Whisky en su vaso. Hasta que una voz la trajo a la realidad de sus pensamientos.

— Señorita Peaton ?.— La joven miro al hombre que la llamaba.— Pareces preocupada.

— De ninguna manera, señor Thompson.— La joven sonrió y sirvió Whisky en otro de sus vasos.— El club aun no abre.

— Lo se. Solo quería verte. Escuche que regresaste a Londres. Y que Thomas Shelby se postulo para algo importante.— Entregó el vaso al hombre encantador de pelo claro y ojos claros.— Son buenas noticias.

— Nada de los planes de mi familia son buena noticia. En especial de Tommy Shelby.— Dijo la joven disgustada.— Pero ese ya no es mi problema.

— Te ves exhausta. — El hombre joven se acerco para admirarla mejor.— Sabes que soy como un amigo para ti. En que estas pensando?.— La joven sonrió para después suspirar rendida.

— Recordaba la vez que nos conocimos. Lo recuerdas ?.— James sonrío.

— Como olvidarlo. La joven mas deslumbrante del lugar. En ese entonces las mujeres no eran de mi temor hasta que te conocí .— Ambos sonrieron.

Ese antiguo año en particular el Club prosperaba. Los visitantes eran de todas partes pero específicamente esa noche Hayley sintió por primera vez una admiración pura y sincera.

Como siempre daba una espectacular presentación y todos ovacionaban de pie, cada noche las personas la admiraban y respetaban por su talento y encanto.

Lo que no imagino era que esa noche conocería a un empresario adinerado que llamaría su atención.

James Thompson venia de Nueva York. Los negocios eran su prioridad pero solo en ocasiones importantes. Ninguna otra cosa pasaba por su arduas mente hasta que Hayley Peaton cayo en su mirada sin pensarlo.

Se acerco y se presento ante ella con total delicadeza.

Hayley estaba acostumbrada a que la miraran con asombro pero James no solo la veía asi sino con curiosidad. Una curiosidad que poco a poco compartieron con palabras.

— Dígame señor Thompson. No es de por aquí , cierto?.— Pregunto la joven.

— Suelo venir pocas veces a Londres por negocios. Pero creo que vendré con frecuencia. Admiro su Club y el servicio.— Halagó el joven hombre.

— Es muy gentil, señor Thompson.

— Por favor, llámeme James.— La joven sonrió ante su encanto.

— De acuerdo. Lo hare si usted me llama Hayley.— James sonrió.

— Sera un placer.— Un mesero trajo Whisky.

Ambos empezaron a hablar por casi dos horas con gran placer y humor.

— Y sobre que se especializan sus negocios?.— Pregunto la joven después de un momento de risas.

— Mi familia a crecido ayudando a pequeños negocios a crecer y con el paso del tiempo se convierten en nuestros socios. Es una buena empresa para invertir. No es por presumir.— Dijo orgulloso.

— Y diría que es una empresa cien por ciento legal ?.

— Por supuesto.— Respondió James sin incomodarle.— Como su establecimiento. Es fabuloso. Uno puede decir mucho por el que lidera un establecimiento como estos. Y usted es maravillosa dirigiéndolo.

— Lamento la pregunta. Es solo que en Londres y sus alrededores tienen negocios no legales peligrosos. Y antes llegaba a pensar que eso era deshonesto pero no solo es malo.— James la miro.— A veces , las personas hacen eso cuando no tienen otra opción. Solo saben que deben alimentar a su familia día a día y sonreír. Aunque sea peligroso.— Ambos se miraron y juntos quedaron en una burbuja donde no importaba nada mas que ese preciso momento. Hayley carraspeo y siguieron hablando.— De echo , quisiera en un futuro abrir un negocio. Tal vez de ropa para mujeres.

Peaky Blinders y PeatonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora