୧ O1: cambio de planes y árboles incendiados.

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Esa tarde, Namjoon se dirigió a su casa inmerso en un éxtasis de dopamina producido por los nuevos sentimientos de su -por ahora superficial- enamoramiento

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Esa tarde, Namjoon se dirigió a su casa inmerso en un éxtasis de dopamina producido por los nuevos sentimientos de su -por ahora superficial- enamoramiento. Hasta ese día no había tenido ni una gota de inspiración, pero luego de su encuentro con el bello chico, la única petición dada por su interior era pintar.

Entró a su hogar y se dirigió con rapidez a su habitación, luego de apenas haber saludado a su madre. Esta, desconcertada, lo siguió y se recostó en el marco de la puerta.

─¿Todo bien, cariño? ─Cuestionó ante la extrañeza en el comportamiento de su hijo.

─Sí, mamá, no te preocupes. Acabo de tener un golpe de inspiración y no puedo desperdiciarlo como si no lo estuviese esperando desde hace semanas ─explicó al acomodar sus materiales de arte.

Yerin pareció entender los delirios artísticos de su hijo y con una sonrisa, cerró la puerta de la habitación para no molestarlo por el siguiente rato.

Namjoon yacía de rodillas en el suelo. Su mano izquierda le servía de soporte a su torso que se inclinaba hacia enfrente y la derecha creaba finos trazos de pintura sobre el lienzo. El hada esparcía el color y creaba figuras con delicadeza, mientras sus orbes chocolate eran el reflejo de la pasión con la que creaba el cuadro.

Al cabo de algún tiempo, un profundo suspiro abandonó su cuerpo, para luego ser reemplazado con una sonrisilla al ver que su estaba obra finalmente terminaba. Era un cuadro simple, pero sin duda de los más hermosos que Namjoon había hecho. La ilustración retrataba al muchacho del bosque junto al estanque justo cuando la pequeña mariposa se posaba en su nariz. Todo era de tonalidades cálidas y la iluminación que le dio al ambiente transmitía bastante paz.

Namjoon se enamoró del resultado y decidió colgar el cuadro en ese mismo instante. Salió de su habitación por las herramientas necesarias y regresó lo antes posible, colocando un par de clavos junto a la ventana para montar su pintura ahí. Aún con sus pocitos marcándose en sus mejillas, recogió parte de su desastre y se acostó a dormir.

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La mañana siguiente todo fue relativamente normal para él, desayunar con su familia, llevar a su hermano a una pequeña excursión hecha por parte parte de su escuela y luego ir a su pequeño local en el pueblo, lugar donde vendía sus cuadros y esculturas. A la mayoría de personas en el lugar les gustaba pasar por ahí de vez en cuando para comprar o simplemente admirar las piezas de Namjoon y, en ocasiones especiales, pedirle una.

El moreno estuvo la mayoría del día esculpiendo una pieza para la boda de un par de ninfas que conoció una mañana mientras exploraba el bosque; Tzuyu y Sana, eran sus nombres.

Cuando tuvieron su primer encuentro, el hada había resbalado en una irregularidad del suelo y terminó rodando en una pequeña cuesta que lo llevó a caer en un pequeño estanque. Sus alas se habían mojado por lo que no podía volar, toda su ropa estaba sucia y empapada, sin contar el hecho de que se lastimó en la caída y estaba perdido. Las chicas presenciaron la pequeña odisea de Namjoon, así que decidieron volver a su forma humana, luego de estar observando toda la situación convertidas en orquídeas. Le ayudaron a curarse y limpiarse, para luego guiarlo al camino de regreso al pueblo. Después de eso una cosa llegó a la otra y terminaron siendo amigos los tres. Ahora Namjoon las visitaba cada que podía y no dudó en esculpir para aquel evento tan especial.

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⏰ Última actualización: Oct 11, 2022 ⏰

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