segundo

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6 años antes...

—Vamos Jeongin, da pequeños pasos amor—la dulce voz del castaño le sacó varias sonrisas a su pequeño, él cual, animadamente se levantó del suelo y comenzó a caminar. Era bastante raro que su pequeño al año aprendiera a caminar, había conocido a niños que a los nueve o diez meses ya podían sostenerse de pie. Pero su pequeño Jeongin recién daba señales para caminar.—¡Eso es bebito hermoso, da pequeños pasos!

Jisung entusiasmado comenzó a aplaudir dándole así, apoyo al nene. Un portazo en su habitación asusto a ambos, el niño calló al suelo provocando así, su llanto.

Un Minho bastante molesto, sobre todo fastidiado y cansado se encontraba en las escaleras, fulminaba a su esposo y venía desesperado a su hijo.

—Agradecería si guardaran silencio y me dejaran dormir, estoy bastante cansado Jisung—la frialdad en su voz hizo sentir culpable al rubio.

—No eres el único que está cansado Minho, igual lo estoy. He estado trabajando demasiado éstos últimos días. Pero igual debo ponerle atención a Jeongin, en realidad ambos debemos ponerle atención. Le enseñaba a caminar, no me gustaría cargarlo toda la vida, tal vez quieras cooperar y...

—Sólo callense, me importa una mierda si el niño está aprendiendo a caminar, o si tu estás cansado por el trabajo. Quiero dormir—su rostro era serio, odiaba ser despertado por las mañanas, más si era por causa de llantos.

El pequeñito en brazos de su padre observó el rostro de Minho, le dedicó una sonrisa y extendió sus brazos hacia él. El pelinegro lo observó, su corazón se hizo pequeño y el remordimiento lo invadió.

—Lo siento—se disculpó—he estado muy estresado, y el llanto de Jeongin no me ha ayudado mucho, discúlpame Jisung—arrepentido acarició las mejillas de su esposo y dejó un beso en sus labios—ven acá pequeño, hay que aprender a caminar.

Era cierto que el carácter de lee no era digno de admirar, destruía ilusiones con sus palabras, a pesar de no ser consciente de ello. En el corto año de su pequeño, sólo había tenido el lujo de convivir con él dos o tres veces como mucho, el trabajo lo tenía muerto, aunque no era el único.

El rostro de Jisung reflejaba cansancio, dormir cuatro horas diarias no era digno de llamarse descanso, su hijo lo necesitaba, así que podía darse el lujo de dormir sus tan merecidas ocho horas.

Jeongin daba sus pequeños y aun torpes pasos, Minho lo medio sostenía y Jisung los esperaba del otro lado de la cocina, el nene caminaba feliz.

—Vamos bebé, casi llegas a mi hermoso—el castaño alentaba al nene, aplaudía y movía sus brazos para así llamar la atención del niño. Las pequeñas piernitas del niño se cruzaron, provocando así una caída, el sonido del llanto alarmó a ambos padres, era momento de preocuparse, Jeongin nunca había llorando tan... Hiriente, tan dolido, tan horrible.

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⏰ Última actualización: Oct 02, 2022 ⏰

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