I Wouldn't Mind

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Narra Guillermo

Abro los ojos poco a poco. Cuando consigo acostumbrarme a la luz me incorporo y me siento en la cama. Miro a mi derecha pero no hay nadie, ese lado está vacío, vacío como mi corazón. Suspiro y salgo de la cama. Me dirijo al baño para darme una ducha, abro el agua, me desnudo y me coloco justo debajo del chorro. Tras veinte largos minutos sin querer salir de ahí corto el agua y me pongo una toalla alrededor de la cintura. Antes de salir del baño me miro al espejo, las ojeras y mis ojos rojos delatan mi falta de sueño. Salgo del baño y me visto con una camiseta negra y unos vaqueros oscuros. Cuando me he peinado y puesto los zapatos, bajo las escaleras y al llegar abajo me quedo mirando una fotografía que descansaba en la mesita de entrada. La cojo entre mis manos y la miro con tristeza.

—¿Por qué te has tenido que ir tan pronto? —Murmuro para mí.

***

—¡Pero muérete ya! —Exclamo mientras presiono los botones del mando de la Xbox con rapidez para vencer a mi contrincante.— Venga si sabes que te voy a ga...— Me callo cuando veo que en la pantalla pone que he perdido.

—¿Qué ibas a decir Guille? —Fulmino con la mirada a mi novio y me cruzo de brazos.

—¡No te rías de mí! ¡Te he dejado ganar!

—Ya claro. —Dice irónico. —No te enfades tontín. —Me da un beso en la mejilla y ambos sonreímos.

—Te amo Samuel.

—Yo también te amo Guille.

***

Suelto la foto, pero como buen masoquista que soy, en lugar de dejar de indagar en la herida decido torturarme un poco más. Cojo el anillo de compromiso que se encontraba al lado de la fotografía. Lo miro, vacilo con dejarlo donde estaba o con ponérmelo, y finalmente me lo coloco en el dedo anular. Suelto un largo suspiro y cierro los ojos con fuerza para no llorar.

***

—¡Tonto! —Exclamo y me río. Le doy un empujón a Samuel y este empieza a rodar cuesta abajo por la fresca hierba. Cuando veo que se para y no se levanta voy corriendo hacia su posición. —Samuel, ¿estás bien? —Samuel se gira para quedar bocarriba y saca una cajita de terciopelo negra.

Guille, ¿quieres pasar a mi lado el resto de nuestras vidas? —Dice mientras abre la cajita dejando ver dentro de ella un sencillo pero precioso anillo de compromiso.

Los ojos se me empañan y asiento frenéticamente con la cabeza para después tirarme encima de él a abrazarlo mientras reparto besos por toda su cara.

***

Salgo de casa y monto en el coche poniendo rumbo a mi destino. Pero antes de ir a donde me dirigía hago una paradita en una floristería. Entro en esta y en seguida la fragancia de miles de tipos de flores me inundan las fosas nasales. Me dirijo al mostrador.

¿Me podrías dar un clavel blanco, por favor?

***

Estoy amargándome y sufriendo entre las sábanas de mi cama porque hoy es mi aniversario con Samuel y él está de viaje de negocios. El timbre de mi casa suena. Desanimado y con ganas de matar a quien se atreva llamar en este momento voy a abrir. Al abrir la puerta mi boca forma una perfecta "o" de sorpresa cuando veo que la persona que había interrumpido mi sufrimiento era un Samuel calado de pies a cabeza por la lluvia y que sostenía un clavel blanco (cual también estaba mojado). Samuel sonríe al ver mi expresión de sorpresa.

—¡Samuel! —Grito mientras le abrazo con fuerza. Samuel se limita a corresponder mi abrazo y abrazarme de la misma forma.

—Estoy calado chiqui, te vas a mojar tu también.

—Me da igual. —Digo sin soltarlo aún y besándole en los labios con cierta desesperación.

***

Cuando tengo mi clavel blanco vuelvo a montar en el coche y ahora sí pongo rumbo a mi destino. A los pocos minutos llego a donde iba desde un principio. Bajo del coche y camino por el solitario lugar hasta llegar a la lápida de Samuel. Suelto un suspiro cuando me paro frente a ella.

***

Espero nervioso en la sala de espera del hospital con mi corazón a mil por hora y las lágrimas a punto de brotar por mis ojos. La puerta se abre y sale un médico de la habitación.

—Familiares de Samuel De Luque. —Me levanto y me dirijo corriendo al médico.

—S-Soy su novio. ¿Está bien? —El médico suspira.

—Siento mucho decirle que Samuel ha fallecido.

***

Hola mi vida. Digo mientras me siento en una especie de piedra que se situaba enfrente de su tumba. Vas a pensar que soy un pesado por venir a verte todos los días eh. —Ladeo una triste sonrisa. —Pero hoy tenía que venir sí o sí porque hoy es un día especial. —Cojo mi móvil y miro la hora, las 12:34 de la mañana. —Ahora mismo deberíamos estar dando el sí quiero. —Suspiro y no puedo contener algunas lágrimas que empezaron a mojar mis mejillas. —Hoy es el día de nuestra boda, esa boda que juntos estábamos planeando y que ya hasta tenía fecha. —Digo mientras mi llanto se hace cada vez más fuerte.

Casi podía sentir a Samuel pidiéndome que no llorara. Limpio mis lágrimas e intento normalizar mi respiración. Cuando lo consigo me pongo de pie y me agacho un poco para dejar el clavel sobre la tumba.

—Te amo Samuel, y voy a estar contigo el resto de mi vida. Y cuando muera te buscaré ahí arriba para que podamos rehacer nuestra vida juntos. —Suspiro. —Si por mí fuera, terminaba con mi vida ahora mismo para estar contigo cuanto antes. Pero sé que no quieres, sé que quieres que sea fuerte, que siga con mi vida normal y sé que si hiciera eso te enfadarías conmigo. Por ello esperaré, esperaré todo lo que haga falta. —Sonrío triste. —Mañana volveré a verte mi vida.

Y después de ese día donde Guillermo sintió que todo se le venía abajo, dejo de ser el mismo. Se convirtió en un chico frío... Sus ojos ya no reflejaban la dulzura de su alma.

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⏰ Última actualización: Apr 24, 2015 ⏰

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