24

9 3 0
                                    

No había mucho que rememorar junto a ella, nuestro tiempo fue algo corto y apenas cruzamos palabras entre nosotros. Pero era precisamente eso lo que la hacía tan especial, nunca hubo necesidad de decir nada porque ambos nos comprendíamos con una mirada.

Una mirada y una canción.

Mi libreta terminó otra vez entre mis manos, siendo testigo de mi dolor. Las lágrimas inundaron mis ojos, la respiración comenzó a fallarme y las letras se volvieron borrosas mientras todo daba vueltas.

Mi alrededor se volvió difuso y el latir de mi corazón golpeaba contra mis sienes, era tan fuerte que apenas pude escuchar los insistentes golpes contra mi puerta.

Unknown wordsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora