Único

2.4K 252 22
                                    

Era una madrugada tranquila con cielo despejado en Ciudad Gótica, cada habitante se encontraban acostados y cobijados en sus camas en espera de un nuevo día.

Pero este panorama solo podía ser experimentado por los civiles comunes que no poseen el peso de mantener la población criminal a raya, por eso, un una oscura cueva y húmeda revestida con modernos implementos tecnológicos.

En sus profundidades, donde un corazón de metal latía se hallaban cuatro personas de pie. Uno de las involucrados, un hombre de estatura alta y complexión musculosa estaba con los brazos cruzados a la altura de su desnudo pecho y su mirada solo podia definirse como molestia.

Paseaba sus oscuros ojos por los rostros de las tres otras personas que vinieron a perturbar su tranquilo sueño. Se detuvo a la derecha viendo a el hombre de acero, Superman; movió su cabeza hacia la izquierda y se encontró con la mujer maravilla, Diana; por último, el rey de los siete mares; Aquaman.

Los tres intrusos habían ingresado a su Baticueva de formar arbitraria y él, como un hombre educado, los recibió.

—¿Que desean?— preguntó, su tono de voz era seco querían hacerles entender que no eran bienvenidos .

—Batman, requerimos de tu ayuda— Superman dio un paso hacia adelante, era el único de los tres que poseía la paciencia para dialogar con el multimillonario— He estado recibiendo informes que Luthor ha llegado a Ciudad Gótica — explicó. Bruce arqueo su ceja derecha al escuchar el nombre del científico.

—¿Que quieren que haga?— cuestionó. Llevo su cuerpo hacia atrás y recostó su parte baja del borden de la mesa de su computadora.

—Tu tienes ojos en toda Ciudad Gotica—intervino Diana— Puedes mover tus conexiones y conseguir información sobre que esta haciendo Luthor aquí— Agregó. Aquaman asintió con la cabeza a las palabras de su compañera.

Bruce abrió para boca para responder, pero el agudo pitido del elevador al llegar a su destino se escuchó en todo el lugar. Las cuatro personas giraron la cabeza hacia la derecha para ver como las puertas del aparatos se iban contrayendo.

Bruce podía hacerse una idea de quién sería la persona que están dentro del cubiculo, pero sus indeseados invitados observaban con expectación quien podría ser la persona que entraba a la guarida del murciélago sin permiso.

Los ojos de los tres superhéroes se abrieron al limite de sus cuencas al ver a un hombre de estatura media, complexión delgada y son su cuerpo solo cubierto por una gruesa colcha de color negro, haciendo un fantasmal contraste con su piel blanca y su largo cabello verde.

Unas torneadas piernas se asomaban por la abertura de la parte baja de la colcha y sus desnudos pies se desplazaban por el frío suelo, dando la ilusión que volaba.

Sin prestar atención en las otras tres personas dentro de la habitación, el recién llegado se acercó con movimientos lentos hacia el dueño de la blindada cueva. Batman, sin objetar al acercamiento, desplegó su brazo derecho hacia  su costado y cuando el hombre estuvo dentro de su perímetro, envolvió el brazo alrededor de la cintura por encima de la colcha, acercándolo a su pecho.

Los superhéroes observaban en silencio y con visibles expresiones de consternación la interacción entre los dos hombres delante de ellos, veían como el Príncipe del Crimen se acurrucaba dentro de los brazos del Caballero de la noche sin pudor alguno.

Y fue, cuando ya estuvo cómodo contra el murciélago, que giró la cabeza hacia la derecha para dirigirle una mirada de ceño fruncido. La atención no duró más de un minuto, porque en el minutos siguiente el hombre de cabellos verdes giró y subió la cabeza para dejar un suave beso sobre la barbilla de su pareja.

Batman, ignorando al resto de personas, bajo la cabeza para ver ojos adormilados de el Guasón y en un suave susurro habló.

—¿Te despertaron?— preguntó y sin disimuló, lanzó una furica mirada a sus compañeros. Pero el príncipe, sin prestar atención a la mirada lanzada por el caballero a las otras tres personas, negó con la cabeza para luego hundirla sobre el duro pecho.

—No puedo dormir sin ti—respondio en un susurró — Vamos a la cama, Batsy— dijo mientras subía la cabeza, sin despegar su menton del acolchonado pectoral, y fruncio levemente su boca para hacer un puchero.

Wayne sin poder resistirse a aquella infantil expresión, descendió su cabeza y depósito un beso contra la frente contraria. El villano solo cerró los ojos para sentir el amor que se transmitía en ese simple gesto.

Por lo que, no pudo ver como el vigilante se agachaba levemente y pasaba ambos brazos por debajo de la suave colcha para ir hacia sus piernas. Com sus rugosas manos agarro los delegados muslos y sin mucho esfuerzo levantó al payaso, el cual, sin mediar palabras rodeó con sus piernas la cintura estrecha.

La pareja se mantuvo en silencio mientras que Bruce acomodaba mejor a su preciada carga entre sus brazos y el Guason recargaba su cabeza sobre el hombro derecho del otro hombre.

—Hablaremos mañana— anuncio Batman, colocando punto y final a aquella infructifera conversacion. Y sin más, comenzó a caminar hacia las puerta del elevador, sin darle una segunda mirada a los otros héroes.

El príncipe levantó levemente la cabeza de su cómoda posición para ver a las tres personas que poseían una comica expresión en su rostros. Levantó la mano y la movió de izquierda a derecha, en un saludo de despedida.

—Adios, Super tontos— dijo para regresar después a su anterior posición.

Los tres integrantes de la Liga de la Justicia no sabían que decir ante aquella bizarra escena que habian presenciado, solo podían ver en un sepulcral silencio como el murciélago entraba al cubículo del ascensor.

Cuando las puertas se cerraron y el silencio se hizo más incómodo, Aquaman habló.

—Creo que fue un mal momento — comentó con soltura el pez.

Superman y Diana solo pudieron asentir con la cabeza.

Vamos a Dormir - Batjokes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora