Epílogo (1/2)

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* SANAR HERIDAS *


Actualidad

Era una mañana, en la cual Connor se levantaba con un fuerte dolor de cabeza por la noche anterior, había sido una misión bastante complicada. Más sumando a que esa misma noche tuvo un breve recuerdo de An yu brindándoles ayuda a él y su equipo. Esto lo dejó devastado.

Ya en la escuela, no dejaba de pensar en ese mismo asunto. Amaya y Greg lo observaron mientras hacía los deberes escolares, este último tomó varias hojas, formándolas un avionsito de papel, lo arrojó sobre su amigo, que yacía frustrado por lo poco del día. Realmente no habían pasado ni diez horas y ya sentía que era un pésimo día.

Su amigo continuó con sus lanzadas del papel que, en un momento, hizo que Connor se hartara y saliera afuera, esto dejó a sus compañeros desconsolados.

—¿Qué le ocurre a Connor? —se preguntó el menor del trio de amigos.

—No lo sé. Mmm, será mejor preguntarle, supongo que, es por lo de... —Amaya se vio interrumpida.

—¿Qué hacen hablando? ¿no van a terminar la actividad? —cuestionó el maestro.

Greg le comunicó con la mirada que debían explicarle, ella asintió y se levantó de su asiento para acercarse al docente.

«¿Por qué, Connor? ¿por qué? » pensaron ambos.

Cuando el mayor estuvo afuera, sus amigos hablaron con el maestro.

—¿Por qué lo deja retirarse si para eso debe acabar la clase? —cuestionó el pequeño Greg.

—Porque sólo los que terminan las actividades pueden retirarse, estamos a pocos días de concluir el ciclo escolar, chicos.

No mentía, era diciembre. En esas fechas no faltaba demasiado para terminar las clases.

—Oh, cierto, estamos en diciembre... —pronunció el rubio.

Amaya resopló, deslizando un ligero mechón de su pelo a un lado. Para ellos, fueron días de duro trabajo y quehaceres, obviamente porque en poco tiempo sería el festejo de la escuela. Para ello, debían encargarse del orden, pues el mayor les informó que todos debían colaborar para que el evento se lleve a cabo.

En esos instantes, Connor no estaba ni un poco emocionado por ese día. Tan sólo se sentía abatido.

Cuando llegó la hora de salir, todos se marcharon a sus hogares y seguía lo mismo. El castaño pensó varias veces si era correcto seguir en el pasado...

«¿Qué me pasa? esto se hace cada vez más pesado... No dejo de pensar en lo que ocurrió con ella»

Sólo pensaba en ella. Estaba hipnotizado por las memorias que alguna vez presenció. Y eso no solamente se vio reflejado en su rostro, un niño pelinegro también lo sentía, incluso a kilómetros.

Romeo y Luna se encontraban deprimidos por mirar cada tanto a un Ninja Nocturno madrugar, desde la vez que se habían dicho aquello que sus corazones ansiaban oír, todo mejoró para ellos. Eso sin duda, fue un alivio después de mucho caos.

Estos recordaron una cosa, como el ninja los había tratado la última vez unidos. Para el de gafas era un reto intentar tener una conversación con el Ninja. La albina tampoco lo negaba, no mentía cuando decía que el Ninja estaba cambiado, llegó a romper en llanto al observarlo todavía en la misma situación. Su amigo la consolaba, como debía de ser.

—Vamos, Lunita. Todo va a mejorar... no estés triste —decía su amigo, mientras aguantaba las ganas de llorar. Puso su brazo en el hombro de ella, para consolarla.

Tú, Mi Mayor Misterio (Ninja N. X An Yu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora