Capítulo 36

22.5K 1.1K 39
                                    



           


                                                     

 

 




Sawyer me mira fijamente, respirando jadeante. Me agarra por los muslos mientras mis piernas siguen rodeándole.

     —¿Cómo? —pregunta con voz ahogada.

     Sus ojos parecen estar estudiando mi rostro, buscando alguna señal de burla. Pero no la hay porque lo digo totalmente en serio.

     —Hazme tuya, Sawyer.

     Una de sus manos abandona mi muslo para presionar mi nuca y pegar mis labios a los suyos. Sus besos son hambrientos y desesperados al igual que los míos. Le rodeo el cuello con los brazos y disfruto del sabor de su boca mientras nos fundimos poco a poco.

     Sawyer interrumpe nuestro beso para dejarme con cuidado en el suelo y saca el teléfono a la par que me coge de la mano para sacarme del salón. Esquivo a la gente que sigue tirándose litros y litros de alcohol por encima y que esnifa heroína de los cuerpos de chicas desnudas, que hacen mucho más que quedarse tumbadas en una mesa.

     Él me tapa los ojos cuando me doy cuenta de que en el pasillo que da a la entradita hay un chico y una chica haciéndolo de pie contra la pared. Lo que he visto no me ha resultado muy agradable y me he puesto nerviosa. Quiero hacer, quiero que él sea el primero, lo quiero tanto que duele. Lo necesito. ≪Puede que haya estado demasiado confundida y asustada como para reconocer la verdad sobre Sawyer y yo. Estoy dispuesta a dar este gran paso con él, ¿de verdad sigo creyendo que no es más que una relación pasajera y ya está?≫ Ya no sé lo que pensar, mi mente se niega a hacerlo.

     Él me destapa los ojos y salimos de la casa.

      —Quería pedir un taxi —dice él al teléfono—. ¡He dicho que quiero pedir un taxi!

     Sawyer le grita la dirección a la persona que está tras la línea —ya que no le oyen— y cuelga. Parece inquieto (que está excitado es evidente) y tiene los ojos muy rojos. Sólo espero que sea debido al porro que se ha estado fumando antes. Me mira de reojo de vez en cuando y se rasca la nuca, incómodo.

     —¿Estás segura? —me pregunta haciendo una mueca.

     Sonrío para tranquilizarle y asiento.

     Sus manos atrapan mis mejillas y sus labios se mueven contra los míos muy lentamente y con suavidad. Enreda los dedos en mi pelo y acaricia mi espalda de arriba abajo. Por alguna extraña sensación abro los ojos y veo que Sawyer los tiene abiertos y que me mira fijamente. Cinco segundos es lo que dura nuestro contacto visual hasta que los cierra, y yo también.

     Me agarro a sus brazos para no caerme, ya que no paro de tambalearme encima de estos tacones.

     —No sabes cuántas ganas tengo de desabrocharte lentamente, muy lentamente, ese vestido —dice sin dejar de besarme—. De liberar estos pechos para besarlos y lamerlos —dice masajeando mis senos—, de torturarte con mi lengua hasta que grites mi nombre y me ruegues para que deje que te corras —dice y pega sus labios a mi oreja—. Porque no pienso dejar que te corras hasta que no esté dentro de ti.

¿Se Puede Perdonar Todo? © [UME #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora