|Capítulo 38|

6.2K 366 100
                                    

|Es muy probable que encuentren faltas ortográficas. Avísenme en caso de verlas, se los agradecería un montón| ♡

Dante

Capítulo +18

Estacioné mi costoso auto frente al hospital donde trabaja mi mujer y esperé impacientemente a que llegaran sus dos horas de descanso para poder verla.

A pesar de tener el aire del auto encendido al máximo la calor aquí dentro era insoportable, por eso mismo tomé la decisión de esperarla fuera de éste mismo.

Arremangué las mangas de mi camisa y me coloqué mis lentes de sol luego de sacudir levemente mi cabello. Agarré mi celular de uno de mis bolsillos y atendí una que otra llamada sobre negocios.

Levanté la vista de mi celular y por inercia miré hacia la entrada del hospital. Sentía demasiadas miradas sobre mí pero a la única a la que le tomé importancia fue a la de mi mujer.

Se encontraba de brazos cruzados esperando para cruzar la calle. Su cabello estaba recogido en una alta coleta y dos mechones sueltos adornaban los costados de su bello rostro.

Traía un vestido blanco hasta las rodillas que se ajustaba perfectamente a todas sus curvas, además de unas Converse blancas.

Sonrió al verme y cruzó la calle hasta estar a unos pasos frente a mí. Sonreí en su dirección mientras guardaba mi celular.

-Hola- saludó con una brillante sonrisa cuando estuvo completamente frente a mí. Rodeé su cintura con mis brazos y pegué su espalda al auto.

-Hasta que por fin sales- dije divertido. Dejó un beso en mi mejilla y fruncí el ceño. Apoyé una mano en el auto y la otra en su cintura, me incliné levemente hacia adelante y pegué mis labios a los suyos.

Los moví dulcemente sobre los de ella y se vio obligada a soltar un suspiro ahogado en medio del beso. Una de sus manos rodeó mi cintura y la otra acarició una de mis mejillas.

Pegué mi pecho completamente al de ella mientras que la mano que tenía en su cintura bajaba sin discreción alguna hacia su trasero, el cual no tardé en apretar. Movió su rostro hacia un costado para profundizar el beso y un gruñido brotó de mi garganta cuando adentró su lengua a mi boca.

Gustoso la recibí y apreté su trasero con fuerza provocando un gemido ahogado por parte de ella. La mano que tenía apoyada en el auto se dirigió a su mejilla y tiernamente la acaricié.

Nos separamos por falta de oxígeno y ambas respiraciones eran irregulares. Miré sus labios y se encontraban rojos e hinchados, probablemente los míos estaban igual.

-Cariño, nos están mirando- susurró cohibida y sus mejillas adquirieron un tierno color carmín.

-Solo estoy besando a mi novia, no hay nada de malo en eso- escondí mi rostro en su cuello y comencé a dejar delicados besos en esa sensible zona.

El olor de su piel era exquisito.

Sus vellos se erizaron y sonreí divertido ante eso.

-Yo no dije eso. Luego sacarán miles de revistas sobre esto- afirmó. Aunque no lo admitiera en voz alta, es más que obvio que ella tenía razón.

Me subí al auto y sin importarme que nos miraran la subí a ella encima de mi regazo. Cerré la puerta del auto al igual que las ventanas y tiré el asiento levemente hacia atrás.

Sin decir nada, ahuequé su rostro entre mis manos y acerqué su rostro al mío; rocé durante unos segundos nuestros labios y luego la besé.

Cerré mis ojos y me dejé llevar por ese único momento.

Lea [SUSPENDIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora