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Kyla:

Suspiré. Lavé mi cara una vez más y la sequé con mi toalla azul.

-¡Kyla, hija! -Me llamó mamá, con cierto deje de nostalgia en su voz.

Papá había llegado para llevarnos a Chicago. Según él una semana de vacaciones es perfecta para pasar tiempo con un padre.

Estupideces.

Bajé las escaleras y arrastré la maleta, parándome a un lado de mi madre.

-Mamá, te voy ha echar mucho de menos.-Susurré, abrazándola y cogiéndola por sorpresa.

-Ouh, Ky, es solo una semana.-Ríe.-Te veré el domingo.

Besé la mejilla de mi madre y arreglé mi falda. Me lancé a los brazos de mi padre y lo apreté con fuerza.

-Pequeña..-Susurró y me quebré. Hacía medio año que no le veía.

Mila entró por la puerta arrastrando su maleta de búhos y resopló.

-¿Me tengo que quedar con ésta subnormal? -Por acto reflejo la empujé y abracé a mi madre.

-¿Qué mierda dices? -Escupí.-Vete a la mierda.

-¡Milannis! -Gritó mamá.

-¿Mila? ¡Es Kyla! -Exclamó papá.

-Mark, te debes ocupar de que Milannis ne guarde respeto.-Mamá se cruzó de brazos.

Papá alzó los brazos en defensa.-Tu hija no es tampoco un cuadro.-Me crucé de brazos y le miré frunciendo el ceño.

-¿Disculpa?

-Disculpada.-Contestó Milannis.

-Mira, pedazo de desgracia, que hayas sido un error no te da derecho a meterte en mi familia.-Declaré tensando mi mandíbula.-Tu y tu madre tenían que destrozar otra familia. De ahí sacaste tus genes de ladrona.

Frunció el ceño y golpeó mi mejilla fuertemente.-¡Puta!

Dear ChrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora