El primer día

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Sabado en la mañana y no hay nada mejor en este mundo que tomar una taza de cafe y leer un libro...
Hubiera querido hacer eso pero ya había acabado con todo el repertorio de libros que había comprado hace unos meses, nesecitaba más y urgente. Me puse un comodo jersy y unos shorts. Y sali rapido de mi casa. Tome mi bici y pedalie unas cuantas cuadras hasta llegar al centro.
Vivir en Londres tenía su encanto. Digo era LONDRES. Me encanta vivir aquí porque hay veces en que me imaginó cuantas historias pasaron en estas calles hace muchos años. Me pregunto como fueron los castillos y como se vestian las personas. Cosas que realmente me encantaría saber pero que no hay forma de saberlas. Mala suerte Elizabeth.
Entre en la tienda y ese hermoso olor llegado del cielo me inundo.
El olor a café y viejo papel estaba por todos lados y me encantaba.

Empece a vagar por toda la tienda buscando libros que nunca había leído. Dura tarea ya que, soy muy antisocial y casí no hacía nada más que quedarme en mi casa a leer para escapar del mundo.
Faltaban dos meses para entrar al instituto y yo quería aprovechar al maximo mi tiempo libre.
Me volteé para pasar a otra repisa y me encontre con un chico alto, con una espalda marcada a la perfección y cabello castaño o al menos eso fue lo que pude ver del chico a espaldas frente a mí.
No supe que hacer entonces me volte sobre mis talones y segui viendo los títulos de los libros que estaban en el estante. Entonces paso, al chico se le calleron los libros de la mano y yo me agaché y lo ayudé. Fue tan extraño, como en esas peliculas melosas, las cuales odio.
El chico me miro con sus ojos extremadamente hermosos y dijo:
-Gracias por ayudarme, creo que me emocione mucho que no me di cuenta de que ya eran demasiados.
-No te preocupes, nunca es demasiado cuando se trata de libros.-Lo se, me escuche como toda una ñoña. Que pena...
Él solto una carcajada que se escucho en toda la tienda.
Y... algo dentro mío se desperto. Nunca supe que fue, pero prodría apostar a que era mi corazón el que empezaba a creer otra vez.
Ese día de otoño, con las hojas de arboles cubriendo las calles y el cielo nublado, ese día fue el primer día, cuando lo conocí.

DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora