«ένα»

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Cuando uno se confía de más, las probabilidades de cometer un error son más altas, y eso es lo que había ocurrido de forma lamentable para la serafín

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Cuando uno se confía de más, las probabilidades de cometer un error son más altas, y eso es lo que había ocurrido de forma lamentable para la serafín. El ambiente parsimonico a su alrededor no ayudaba a brindarle alguna calma, ranas croando en pequeños riachuelos que se extendían a lo largo de aquel pequeño campo, hermosas calthas palustris crecían en una laguna pantanosa que estaba a unos cuantos metros, el agua era de un color cristalino con algunos reflejos de luz en amarillo verdoso, nenúfares flotando sobre el agua con elegancia mientras varios árboles estaban alrededor del sitio, a pesar de ser un lugar bastante hermoso y relajante ahora mismo no era capaz de conseguir calma debido a su situación actual.

Se removió incomoda en su sitio, estando recostada de lado, su cabello purpura estaba despeinado, antes limpio y liso, ahora estaba sucio, enmarañado, enredado; haciendo halos sobre la grama verdosa, sus brazos abrazaban su vientre adolorido, su uniforme antes blanco e impoluto, ahora estaba cubierto por manchas de sangre mezclada con barro y mugre. Su pierna temblaba mientras un pedazo de hierro roto que provenía de un arma estaba clavada en su muslo, las medias rotas, cubiertas por rasguños, golpes e incluso, mordidas.

Hacía quejidos bastante pequeños ya que no quería hacer demasiado ruido y terminar atrayendo a algún depredador de la zona, o algo mucho peor. Todo esto pasó por confiarse de más e ir sola a un patrullaje sin su escuadrón, hacer recorridos por algunas áreas del inframundo del pentagram world no era nuevo, era algo bastante común que la mayoría de serafines hacían para mantener a raya a los demonios, que no se pasaran de listos y buscarán ingresar a la fuerza en el cielo. Normalmente se dividían en escuadrones, les aginaban un área y el resto solo era hacer guardia, exterminar a algún enemigo y reportarse nuevamente con los altos mandos, pero eso no era suficiente para Luna. Ella sintió que era menospreciada como si solo fuera un ángel más e ignoraban su rango y estatus como una de las serafines principales de Elux.

No le gustaba sentirse como una niña que debía estar rodeada de niñeras para evitar lastimarse, muchos de sus compañeros ni siquiera le llegaban a la edad o experiencia que ella tenía como guerrera, estaba cansada de hacer papeleos, quedarse cerca de la frontera entre cielo e infierno, quería hacer expediciones sola como lo hacían Mars o Mercury, u otros de sus compañeros. Y después de insistir hasta el cansancio, Sol finalmente le dio permiso para designarle un área más lejana de la frontera para vigilarla sola, Luna casi salta de la felicidad pero logró mantener la compostura, más sin embargo, ahora se arrepentía de no tener cerca a su escuadrón. Se confío de más, terminó siendo emboscada por un grupo de demonios que la asaltaron por la espalda, logró acabar con algunos, pero otros lograron tomarla con la guardia baja y le dieron una paliza, con el orgullo herido tuvo que huir lo más que pudo, saltando por un barranco, ensuciándose de pies a cabeza, pero ese no era el problema en realidad.

Estaba herida, le habían apuñalado en el vientre, varias de sus costillas estaban rotas, el fémur estaba fracturado, su muslo tenía clavado un pedazo de metal, había sangre saliendo de las heridas frescas, pareciendo no querer detenerse, añadiéndole de que la tierra y mugre estaban cubriendo las heridas, no sería sorprendente que le diera una infección, solo podía retorcerse sobre la grama en ese campo pantanoso, si trataba de gritar o llamar a alguien, no había seguridad de que alguno de sus camaradas llegase a darle apoyo, en cambio era más probable atraer a cualquier animal salvaje o a los mismos demonios que le hicieron todo esto en primer lugar. Lágrimas de rabia comenzaron a resbalarse por sus mejillas calientes, su habilidad para generarse era tardía, no podía concentrarse en sanarse ella misma por miedo a que alguien viniera a asaltarle en su condición indefensa. Regañándose por haber sido imprudente, por confiarse, por no escuchar los argumentos de sus compañeros, pero ya era tarde, nadie iba a salvarla, nadie iba a rescatarla, y probablemente iba a ser asesinada o devorada, cualquier cosa podía pasar.

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⏰ Last updated: Jun 05, 2022 ⏰

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Amartía.Where stories live. Discover now