Episodio cinco: todas las sonrisas y tuvo que ser la suya.

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Primer semestre…

“Enamorarse es algo totalmente complicado, pero también es hermoso. Te sientes completamente feliz y pleno. Pero a que saber muy bien de quienes nos enamoramos, aunque no sepamos cómo evitarlo…

Estoy viendo al tonto de Michel como le esta dando amor a la tonta su novia.
—¿A quien estas mirando?
Oh, es Gregorio. Es emocionante y vergonzoso a la vez.
—Espero a Michel. ¿Y tú?
—Espero mi novia.
Cierto, detesto el día que se hizo su novia. Lo que detesto aún más es que me lo recuerde.
—Y pues…
Me pongo nervioso, me siento como un idiota.
—Pues nada, solo la… ¡Oh! Ya viene.
Se acerca su novia y me saluda.
Me faltó decir que hace dos semanas se hizo novio de Ana, estaba tan estupefacto con él, que olvide mencionarlo.
—Nos acompañas —me dice Ana.
—No gracias, estoy esperando a Michel.
—Bueno —dice Gregorio con una sonrisa en el rostro—. Adiós…
Le digo a Michel que me iré haciéndole señas con la mano y el acepta.
En los pasillos me encuentro con Gregorio y su novia. Curiosamente, se me queda viendo. Pero que me ve si ya tiene novia. Mi Jamie Dornan ya tiene novia y me parece que he sospechado mal.
Mi radar-gay ya no está funcionando como en la preparatoria. Tal vez confundí su comportamiento. Si, yo creo que es eso.
Doblo hacía la derecha y de nuevo choco con alguien. Espera, es la chica de hace un mes.
—¡Ouch! —dice.
—Lo siento —digo echando un vistazo hacía atrás. Y vuelvo hacía ella—. Estoy pensando.
—Por lo regular piensas y miras al frente —dice. Parece que está molesta.
—En serio.
—Oh, eres el chico de la vez pasada. ¿Vas tarde a clases?
—No, voy de salida.
—De acuerdo, que no vuelva a suceder.
—¿Qué? —sonrío de los nervios, pero ella muestra una cara totalmente seria y después se ríe.
Ay, en serio creí que se había molestado.
—No te creas.
—Por un momento creí que te habías molestado.
—No, nada de eso. Sin rencores.
—Sin rencores —repito eso último.
Me doy la medía vuelta y sigo.
Cuando tomo asiento también lo hace una chica esbelta Parece simpática, de hecho lo es. Pero interrumpe mi lectura.
—¿Hola? —me pregunto si no me confundió.
—Hola —contesta—. No te molesta que me siente aquí.
—No, en absoluto.
Bueno, mientras no me moleste, todo está más que bien.
Regreso a mi lectura.
—¿Que lees? ¿Es interesante?
—Para ti no sé, pero mi tampoco no sé.
Me causa gracia como dije eso.
—Apuesto a que es un ensayo, ¿por qué tanta presión, aún faltan para que termine el semestre?
Frunzo el ceño.
—Exacto, pero quiero terminarlo.
—Entiendo. Soy Karina. ¿De que quieres hablar?
Me carcajeo, que acaso no está viendo que estoy leyendo.
—No estás viendo que estoy leyendo.
—No —no parece interesada—, porque estás hablando conmigo.
—Bueno, eso sí, pero antes de que vinieras estaba leyendo. ¿No te diste cuenta de eso?
—De acuerdo. Te veo después —me sonríe y se va.
En cuanto se va se aparece Jessica. Ay que bueno.
—Que bien que estás aquí —le digo aliviado.
—¿Por qué? ¿No es tu amiga?
—No, ni siquiera la conozco.
—Se que te pondría feliz —me sonríe, y conozco esa sonrisa.
—¿Vamos a verlos entrenar?
Pongo una gran sonrisa en mi rostro.
Claro que sí. Tomo mis cosas y las meto a la mochila.
Cuando llegamos a las canchas tomamos asiento en la parte superior. Y espero que la novia de Gregorio no se aparezca.
Gritan y se pasan el balón, no entiendo porque se la pasan haciendo eso. Él está junto a otro grupo chicos haciendo unas repeticiones.
Se aparece su novia y es eso lo que no quería, que su novia se acercará con él. Ay no. Se acerca solo para besarlo.
Tuerzo los ojos.
—Te quieres ir —me pregunta Jessica.
—Si —contesto.
Y al bajar completamente de las gradas se nos acerca Josué.
—Van a ver el partido.
Pero yo miro detrás de él a Gregorio besuqueándose con Ana.
—No lo sabemos, pero lo más seguro es que sí.
—Genial, me van a ver anotar goles —dice con orgullo—. Te dedico uno Max.
Me carcajeo.
—Eso esperemos —digo con una sonrisa en el rostro. Si la novia de Gregorio arruinó el momento, Josué lo compenso.
—¡No lleguen tarde! —se reúne con los demás.
Voy a mi siguiente clase.
A mitad de la clase alguien se aparece en el marco de la puerta. Otro chico de cabellos rizados, completamente sexi. Vaya, parece que sus rizos son notorios.
—Esta es la clase de Sexualidad humana.
—Claro, pásale.
El maestro le echa un vistazo a su listado.
—¿Solo qué cual es tú nombre? —le pregunta el maestro.
—Godoy, Odrareg.
El maestro hace como que entiende, pero no es así.  Finge que entiende.
—De acuerdo, tendré que pedir un cambio de lista. ¿Eres nuevo?
—Intercambio.
—Ya veo. Continuemos con la clase. Toma asiento.
El chico toma asiento y continuamos con la clase. Y con discreción volteo a ver al chico de intercambio. Ese chico también compenso lo de Gregorio.
Terminando la clase me encuentro con Jessica en la cancha para ver el partido.
Nos sentamos en medio y después se me acerca la chica con la que he chocado anteriormente.
—¡Hola!
—Hola —repite.
Jessica toma asiento a un lado mío y me dice con la mirada que quien es ella. Yo le contesto encogiéndome de hombros.
Toma asiento y el partido comienza.
Los vitoreos comienzas y todo el mundo se emociona.
Se pasan el balón con agilidad.
Josué se la pasa a Brandon y Brandon se la lleva, pero no dura tanto con la pelota porque llega el del otro equipo y se la quita. Que buena atajada la del equipo contrario. Los abucheos se hacen presentes. Entonces Josué llega y con otra atajada se la quita y todo el mundo se excita. Se lleva a todos detrás de él y anota un gol. Aplausos y festejos. Josué se quita la playera y festeja su gol.
—Esta bueno tu amigo —se ríe Jessica.
Es la primera vez que se quita la playera y la verdad yo no me lo esperaba. Si con tan solo verlo con el short y la playera del equipo de fútbol se me hacía sexi. Ahora verlo sin playera se ve más sexi.
Al final gana la universidad, gracias a Josué.
Ana se acerca para besar a Gregorio, pero él solo estuvo casi al final y aunque no le hayan pasado el balón como a todos, hizo su esfuerzo.
—Me voy… —digo cuando veo tal escena.
—Te acompaño —me dice Jessica.
—Y yo —dice la chica.
Nos sacamos de onda, pero al final aceptamos que venga con nosotros.
—Te gusta Gregorio —me pregunta la chica—. Digo por la forma en que lo miras.
Jessica y yo compartimos miradas.
—¿Por qué?
—Ya dije el por qué.
—Si, pero creo que es un amor no correspondido.
—Pienso lo mismo —dice con un tono de envidia, pero creo que así habla.
—De acuerdo. Vámonos.
—Voy con ustedes —dice.
Me encojo de hombros.
¿Que es lo que podía pasar siendo mi amiga? No sé.
—Hola —me dice Gregorio tomando asiento.
—Hola, Gregorio —digo sin tomarle mucha importancia, metido en mis apuntes.
—¿Qué tienes? ¿Todo bien?
—Si, creó.
No quiero hablar con él y ahora menos que tiene novia.
—De acuerdo…
Y volteó hacía dónde él, mientras está distraído. Se vuelve hacía conmigo otra vez y vuelvo a mis apuntes con discreción.
Cuando se termina la clase me sigue.
—En serio, ¿tienes algo?
Me detengo. Mientras vamos caminando.
—No tengo nada, deberías dejar de preocuparte por eso.
—Pero tienes algo, ¿Qué no?
Refunfuño.
—Porque no hacemos cómo que no tengo nada y vas y te besuqueas con tú novia.
—Estas celoso de que tenga novia y tú no —no parece ofendido.
Me carcajeo por eso. Porque no quiero tener novia. Lo quiero a él, aunque luego me aburra y me estorbe y llegue a odiarlo.
—Como sea —paso por un lado suyo.
Yendo a mi siguiente clase se me aparece Karina.
—Hola, Max.
—¿Qué haces aquí?
—Te vi pasar… Y bueno, parece que estas teniendo complicaciones con Ana.
—No exactamente con Ana —digo—. ¿Por qué crees que es con Ana?
—No, no más. A ti no más te habló porque parece sencillo.
—¿O por qué parezco tu payaso? —le contesto.
Karina sonríe.
—Creo que si.
Creo que me está gustando su compañía. Pero a la vez me enfada porque se acerca a mí solo para burlarse.
—Bueno, me voy.
—Nos vemos —le digo.
En el pasillo me encuentro a Josué charlando con el chico nuevo que tiene nombre raro. Cuando terminan de charlar y el chico de nombre raro se desaparece me acerco a Josué en modo amigable. Cabe decir que me le acerco para sacar información.
—Hola —le enredo mi brazo alrededor del cuello.
—Que hay. ¿Viste que me quite la playera en el partido?
—Si. Te ves bien por cierto. Pero ese no es el casó.
—Entonces ¿cuál es?
—Bueno, el chico de hace rato. ¿Qué sabes acerca de él?
—¿De él? Con exactitud, nada. Pero preguntaba por las inscripciones para el equipo de fútbol. Parece que le gusta el fútbol —y asiente mientras dice eso último.
—¿Y que le dijiste?
Sonríe, y me dice:
—¿Por qué de pronto te interesa? ¿No estabas detrás de Gregorio?
—Si, pero tiene novia.
Comenzamos a caminar a la clase de Tecnologías.
—Ya veo. ¿Y crees que esté tipo te hará casó?
—Tal vez —digo iluso y totalmente seguro.
—¿Por que siento que estás totalmente seguro?
—No sé. Hay tantas probabilidades de que lo sea.
—Así como que no lo sea —dice con total credulidad.
Rayos, por un momento creí todo lo que me decía.
—Es Gerardo pero al revés: O-dra-reg.
Se confunde pero se sorprende.
—¡Guau! Que rápido eres.
Entramos a la clase.
—Oye, dejando de lado a aquel muchacho, ¿de cuánto fue tu apuesta hacía nosotros?
—No aposte nada —eso suena más extraño—, pero para la próxima hago mis apuestas.
Sonrío.
—Que malo, te hubiera hecho ganar muchas Sor Juanas.
Sonríe bobamente.
—Eso sí me gusta. Será para la próxima.
Este mes trae sorpresas y está semana es una de ellas pues empiezan las clases extracurriculares y antes de irme al domo a mí clase extra, voy al snack y me compró un cuernito de jamón. Y un zumo de naranja.
Y aquí sentado como niño inocente veo a los de sexto ligando con las de primero. Un clásico. Creí que solo pasaba en la preparatoria pero no es así, también pasa en la universidad.
Le doy un sorbo a mi jugo y a lo lejos veo a la que parece ser la novia de Michel con un chico yendo hacia el estacionamiento.
¡Santo cielo!
Le doy el último bocado a mi cuernito y tiro lo que queda del zumo. Me pongo de pie y los sigo pero se me aparece Michel.
¡Ay, por el amor del cosmos!
—¿A quién seguías con tanta rapidez? —dice con incredulidad, como niño inocente.
—A nadie, iba al domo.
—Pero el domo está del otro lado —y lo señala con la mirada—. Vamos, que quiero ver cómo te va tu primera audición.
Balbuceo buscando alguna excusa pero no se me ocurre ninguna. Así que mejor lo dejo así.
Entramos al domo y son ocho chicos los que estamos aquí, dejando de lado a Michel y los otros tres invitados.
—Soy Lourdes. Del sexto semestre, y soy su mentora para artes y expresión. Aquí podrán expresarse de manera que lo hagan ver arte. En pocas palabras usamos este término para cantar, bailar o decir un bello poema.
»Por ejemplo, al final del curso alguien dirá un poema; que es nada más y nada menos que la amistad. El poema a la amistad. Así que esté curso será de gran inspiración. Y espero que tú, tú o tú —me señala—. Sepan dar un buen “poema”. Así qué, continuemos con los bailes.
Y sonríe incómodamente feliz. Cómo si no quisiera estar aquí. Bueno, yo ya no quiero estar aquí.
Volteó hacia Michel y esta metido en el teléfono. Vuelvo a la clase extracurricular.
Estoy comenzando a pensar que fue una tosca decisión haberme inscrito.
—Esta sesión solo fue para conocernos, y saber que es lo que haremos la siguiente sesión. Lo que haremos el 16 de septiembre, el 30 de octubre y el 1 de noviembre. Y para finalizar darles la bienvenida a los de primer semestre.
—Así como con nosotros, nos dieron un discurso sobre el compañerismo —digo.
—No es discurso, es un poema —dice excitada de la emoción.
—Si tú lo dices.
—Bueno, tu darás el “poema a la amistad”. ¿Te parece?
—Pero ni siquiera me has escuchado cantar o me ha visto bailar.
—Bueno, en la siguiente sesión. Me vas a mostrar un paso de baile completo y una canción. De acuerdo.
Paso saliva y me pongo nervioso.
—Esta bien —murmuro.
Vuelvo a voltear hacia Michel y esta vez me alza los pulgares. Como diciendo: “vas bien”. Esto va a ser un infierno. ¿Por qué la contradije?

Mis amigos y yo: uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora