Aún recuerdo la primera vez que te vi. Sentí curiosidad, por saber quién eras y por que habías entrado dos meses después a clases, curiosidad por tu forma de vestir, un estilo que consideré muy rockero para lo que usan aquí los chicos, usar Converse cuando la mayoría de personas que conocía ya no los usaba. Te presentaste ante todos en la clase, y no pude escuchar tu nombre, pues estaba inmerso en mis pensamientos, admirando cada parte de ti, me sentí extraño, pues nunca me había pasado esto. Había visto a chicos guapos antes, pero contigo era diferente, no sé si era tu cabello lacio negro que brillaba mucho y ese peinado que había visto en alguna revista donde hablaran de Green day, o tal vez fueron tus brazos delgados bronceados por el sol, o la perforación en tu labio inferior. Tú eras diferente.—Al terminar la clase te acercas con el jefe de grupo, para que te pongas al corriente con las actividades a realizar esta semana, por favor. — El profesor Herrera me trajo de vuelta a la realidad. Parpadeé rápidamente y en mi cabeza comencé a analizar las palabras que había escuchado anteriormente. La clase inició, y escribí una nota para Regina e Isabela, "El chico nuevo es lindo", doblé el pedazo de papel en cuatro partes y se lo pasé primero a Isabela y ella a Regina.
—No es mi estilo— escribió Regina al reverso de la nota
—Ni el mío— la letra poco entendible era característica de Isabela.
Volteé los ojos respondiendo de manera negativa a las opiniones poco agradables de mis amigas.
Me considero una persona empática, las personas que me conocen se refieren a mi como "amable y social". Y yo sé que para él debe estar siendo difícil llegar a un lugar donde ya se han establecido las reglas, hay una dinámica de trabajo y, sobre todo, una dinámica social.
Cuando era pequeño, me mudé a distintas ciudades del país, nunca duré más de dos años, aunque siempre pude adaptarme, al principio era muy difícil, pues llegaba a salones de clases donde todos se conocían, nadie quería ser amigo del nuevo, llegaban a ser crueles por mi sobrepeso, porque me consideraban muy afeminado y eso no me hacía entrar en sus estándares masculinos.
Hasta que a los 10 años llegué a vivir a Mazatlán, conocí a Michelle y se volvió una de mis mejores amigas, con ella conocí lo que era tener una amiga de verdad, me enseñó muchas cosas de la ciudad y, sobre todo, me ayudó a quitar esa máscara de persona introvertida, a bajar la barrera que ponía en las personas cuando recién las comenzaba a conocer. Desafortunadamente, Michelle se mudó a Canadá, y no he vuelto a saber de ella. De vez en cuando reaccionamos a nuestras publicaciones en Facebook., pero los mensajes de texto pararon cuando entró a su nueva escuela. Conoció nuevas personas, y me siento feliz por ella, le he dejado muy en claro que seguirá teniendo un amigo en México.
Desde entonces, me propuse a siempre ser amable con todas las personas, y brindar mi apoyo cuando sea necesario, y Álvaro no sería la excepción.
La clase terminó, tomé mis cosas y caminé hacia el chico nuevo.
—Hola, soy Valentín, el jefe de grupo. Escuché que necesitas ayuda para ponerte al día con el profesor Herrera. —sonreí mientras veía como su cabello brillaba con el reflejo de la luz del sol que entraba por la puerta abierta.
—Mucho gusto, Valentín. Soy Álvaro. ¿Crees que puedas ayudarme? No quiero molestarte, sé que debes tener muchos pendientes. —hizo una mueca, mostrando que estaba apenado de pedirme ayuda
—No hay ningún problema, esta semana no hay tareas, solo las del profesor Herrera, ¿Puedes darme tu número de teléfono?, para enviarte el link del grupo de WhatsApp del salón, ahí avisamos de cualquier situación, o enviamos memes, a veces nos agredimos verbalmente también, cosas normales que pasan en los salones.
—Sí, por supuesto. —Álvaro sonrió levemente.
Tomé mi celular, y comencé a registrar su número de celular
—Listo, ¿Cuál es tu apellido? —pregunté desconcertado, pues no había escuchado su presentación.
—Wilde, pero todos me dicen Varock, puedes registrarme así
—Ay no, lo siento, pero es muy feo, no me gusta tu apodo, en realidad no me gustan los apodos, tienes un nombre muy bonito y un apellido poco común, te registraré con tu nombre completo, si no te importa. —no sé si sueno grosero, pero en realidad no me gustan los apodos, no supe acomodar las palabras y en mi mente eso sonó bien, quizá estoy haciéndome un lío mental donde no lo hay, ¿acaso esto es importante?, me siento patético.
—Debo decirte que es la primera vez que alguien me dice eso respecto a mi nombre y los apodos. No tengo ningún inconveniente, puedes decirme como gustes. —su mirada transmitía calma, cualquier otra persona pudo enfadarse o simplemente incomodarse, pero él no, al contrario, creo que me comprendió. Sonrió y colgó su mochila en sus hombros. Me miraba fijamente y sonreía, como si lo que dije haya sido en chino mandarín y no en español y esté sorprendido porque alguien hable chino mandarín y feliz porque él pudo entenderlo.
—Nos vemos más tarde, y ten cuidado al caminar, traes las agujetas desamarradas.
—Vale. Nos veremos más tarde entonces. —Moví mi mano despidiéndome y me agaché para hacer los nudos de mis agujetas.
—¿Acaso lo estabas ligando? —pregunta Isabela acercándose con Regina, ambas riendo y caminando como si estuvieran emocionadas
—Eso es obvio, no pierde el tiempo nuestro Valentín —replicó Regina
—¡Cielos, chicas! Si, les dije que me parecía lindo. Solo me acerqué por amabilidad, y por que es mi responsabilidad como jefe de grupo. —Tomé del brazo a Regina y entrelacé el otro brazo disponible con Isabela, quedando en medio de las dos. —Él también es amable. —añadí mientras caminábamos a la cafetería
—No puedes hacernos tontas, te gustó, es muy normal, con nosotras no tienes que fingir, aunque claro, desde que nos conocemos, no nos has dicho si te gusta alguien del salón, escuela, tal vez alguien en Instagram —Regina decía esto mirándome a los ojos mientras se reía
—O Grindr —soltamos una carcajada con el comentario de Isabela.
—Ni siquiera uso Grindr, no me gusta nadie, no de una manera romántica y con todos los clichés que eso conlleva. Y tengan muy en cuenta que ustedes serían las primeras en saberlo, cuando eso pase —llegamos a la cafetería y traté de cambiar el tema, ya que los chicos estaban cerca, y ellos son peor.
—Creo que voy a pedir una malteada de fresa con un cheesecake, ¿Y ustedes? —dije mientras me estiraba para alcanzar a ver a la señorita que toma la orden.
En realidad, no creo que Álvaro me guste, no de forma romántica. Es lindo, me gusta mucho su estilo para vestir, y con los 20 segundos que platiqué con él, (si es que a eso se le puede llamar una plática) pude notar que es una agradable persona, y tiene una forma de hablar peculiar, usa un tono formal y educado, al estilo de los amigos de papá, algo que ningún joven de este instituto tiene.
Me emocioné por conocer a alguien nuevo, es normal. Me estaba acostumbrando ya a estas personas, a creer que no conocería a alguien más, y Álvaro fue la excepción.
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Mi rayo de luna
RomanceValentín y Álvaro se conocen mientras cursan sus estudios. Valentín es extrovertido, Álvaro es reservado. Juntos descubrirán que el amor viene de quien menos lo esperas.