Antes de la destrucción

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Ya habían pasado cinco meses desde que el trío decidió empezar una relación. Para Jungkook no fue fácil acostumbrarse, a veces reprendía a su parte lobuna por aceptar sin ponerse a pensar en las consecuencia; la más grande de ellas era que, si los descubrían, podrían encerrarlos de por vida o darles la pena de muerte por ir en contra de lo naturalmente pre establecido.

Pero para Yoongi no fue tan difícil, sus instintos le gritaban asegurarse de que todos estuvieran bien y cómodos. Por eso, cuando notó el miedo en el alfa menor, se sentó a hablar con él. Al menor le costó un poco hablar, pero cuando lo hizo, dejó salir todas sus preocupaciones. Entonces, Yoongi estableció maneras para poder verse sin que nadie de afuera sospechara. Tenían pequeñas citas en casa de Jungkook; si él pasaba tanto tiempo en casa del matrimonio, Jihu podía sospechar algo por el aroma de Jungkook tan presente, puede que no una relación de tres, pero si encontraría una manera de culpar a Jimin y no sería lindo para el omega quien se ponía muy nervioso con cada visita que su padre les daba. Jungkook aceptó. 

Luego, decidieron intentar salir, solo que actuarían como amigos, cosa que para el alfa peli negro no fue difícil, actuar era fácil para él. Los años que pasó enamorado en secreto de Jimin lo hicieron un experto. Pero Jimin se sentía un poco triste de no poder darle amor a su otro alfa y su lobo bajaba las orejas con pena. Jungkook habló con él, con muchos besos incluidos, y le aseguró que no le molestaba no poder tomarse de la mano, besarse cuando sintieran la necesidad o llamarse por apodos que evidenciarían mucho a ojos de otros. Le dijo que podían aguantar. Jimin asintió y procedió a hacer todo eso que no pudo cuando estaban fuera. Yoongi llegó con la comida de los tres y miró con alegría cómo su omega besaba por todo el rostro al otro alfa. Jungkook también notó la llegada del alfa y le sonrió mientras Jimin escondía su rostro en su cuello para olfatear su aroma. 

En ese momento, se encontraban en una de las tantas citas que tenían dentro de la casa de Jungkook. Los alfas estaban en la sala, esperando al omega que había ido a por la comida que habían comprado para la película.

—¡Jimin apúrate!—gritó Yoongi, impaciente. 

—¡Lo haría si tuviera 20 manos!—gritó el Omega en respuesta.

—Si necesitabas ayuda solo debías pedirla.

Escuchó decir a Jungkook. Jimin lo miró un poco apenado, su lobo quería servir a sus alfas solo para demostrarles que era buen omega, sabía que no debía, sus alfas lo querían mucho sin tener que demostrar nada más que amor, pero no pudo evitarlo. Clara señal de que su celo se acercaba. 

—Solo necesito que me ayudes a llevar esto—le extendió los vasos—el resto lo hago yo.

El alfa menor agarró los vasos, uno en cada mano y el tercero siendo aplastado contra su cuerpo por los otros vasos. Tenía la ventaja de que no estaba tan llenos y cuando se vaciara podían rellenarlo con la jarra que el omega había llevado antes. 

—Listo. Vamos que Yoongi se impacienta.

—Espera—dijo Jimin, se acercó al menor y le dio un pequeño beso sobre sus labios—ahora sí, vamos.

Jungkook se sonrojó y sonrió.

El omega tomó la delantera, dejando la comida sobre la mesita en medio de la sala. Yoongi lo miró por si necesitaba más ayuda, pero estaba todo controlado. En cuanto todo estuvo acomodado para que ninguno de los tres tuviera que ponerse de pie o estirarse mucho para agarrar las cosas, Jimin miró al sillón, Yoongi estaba acostado a lo largo, ocupando todo el espacio. El alfa mayor miró a Jimin con una ceja alzada, como si no supiera por qué su omega lo miraba de aquella forma.

—Yoongi, jalate un poco más—pidió el omega.

—¿Por qué? ustedes pueden sentarse en el individual, no me molesta ser dejado de lado hoy—dejó caer su cabeza hacia atrás, tenía una sonrisa pequeña en sus labios, consciente de que Jimin se indignaría por eso.

Los alfas de JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora