19 de Enero de 1978

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Narra: Teodoro

Ayer fue un día complicado. Me di cuenta lo sencillo que es el romper un corazón; este tipo de frases siempre las he detestado, me parecen una vulgaridad ilógica el "romper un corazón". ¿Cómo un simple órgano que bombea sangre es capaz de romperse? ¿Existe lógica alguna en sentir un profundo vacío en un pecho completamente lleno? No, obviamente no. Pero no puedo permitirme ser tan insensible hacia las emociones de alguien más.

Voy a tratar de ser breve en vez de mostrar mi desagrado a la poesía barata, terminé mi relación. No busco compasión ni hablar al respecto con el afán de recibir una palmada en la espalda, fui yo quien la terminó, hablé directo con ella y decidí acabar de una buena vez con algo que no me generaba el mismo placer emocional que antes. Su nombre es Miranda, ella fue el concepto de romance para mí durante dos años y medio, más no de amor. Fueron gratos momentos donde piel y emociones se veían satisfechos ante la adrenalina y los cigarrillos a las 4 de la mañana, sin embargo mi felicidad era una sensación irreal, fría como una mañana lluviosa de Septiembre.

Mis amigos estaban orgullosos de mi por haber conquistado el corazón de una chica tan hermosa; de todos nosotros, siempre fui el menos conquistador y poco atractivo de mirada atontada que seria incapaz de sentar cabeza con quien fuera. Y no mentían, era raro el dia en que no estuviera ensimismado con alguna canción o con los simples paisajes que solían ignorar aquellos viejos amigos, hasta que llegó Miranda; mis planes y a veces unos versos simples citaban algún atributo de su extensa hermosura.

Hace apenas dos meses terminé mi segundo año de carrera, mi plan es ser un gran arquitecto antes de los 30 años, en primera para poder apaciguar las lenguas dañinas de mi familia y en segunda, para demostrarme a mi mismo que soy capaz de lograr las metas que establezco. Por lo tanto, debo priorizar dicha meta antes que cualquier otra cosa, incluso mis relaciones interpersonales. Fue difícil despedirme de Miranda, fue complicado ver su molestia convertirse en una duda repetitiva mientras discutíamos:

-"¿Acaso te has aburrido de mi?".

Y aunque la respuesta era no, debía mantener una postura definitiva a concluir lo nuestro, pero sobre todo, fue imposible no sentir las lágrimas resguardadas convertirse en ásperos y dolorosos nudos en la garganta, mirarla alejarse con nada a pesar de que ella me brindó sus brazos, sus emociones y su corazón por poco más de dos años.

¡Vaya! He escrito casi 300 palabras sobre como me desagrada la idea poética del romance, generando una idea poética sobre el romance, simple coincidencia alebrestada.

Retrocediendo un tema, voy a entrar a la facultad, estudio en la Universidad Ámerica Ballesteros en Xalapa. Creo que no había mencionado que vivo en Veracruz, no tan cerca de la playa pero, hay días en los que me acerco al muelle y espero una oportunidad ridícula para subir a algún barco e irme a donde el quiera dirigir su destino, se perfectamente que nunca sucederá y solo es un concepto torpe y poco pensado racionalmente ¿Cómo sobreviviría en otro destino sin un futuro bien establecido? Solo mi inconsciente sabría resolverlo.

Hay pequeños momentos en los que siento que mi vida es perfecta, tengo a mis padres, mi hermana Luisa (ella tiene 22 años), mi hermano Ignacio (tiene 24 años), una casa agradable donde puedo tomar una taza de té sin recibir gritos o algún insulto por parte de mis cercanos, hemos crecido bastante a la par, a pesar de ser el menor de tres hijos... nunca sentí un desplazamiento o un favoritismo absurdo, todo ha sido bastante equitativo y justo. A pesar de eso nunca terminó de sentirme acorralado en un pequeño mundo ideal, donde todo debe ser perfecto, no tener tropiezos ni mucho menos rendirme. ¿Mencioné que mis hermanos son profesionales de excelencia? Mi hermana es bióloga marina con un muy buen trabajo en un instituto de vida acuática y vegetación. Mi hermano tiene un puesto importante en una empresa de relaciones exteriores; así que es evidente la clara idea sobre un hijo exitoso que tienen mis padres sobre mi, ellos esperan que sea un importante profesional con ganancias de seis cifras y una vida igual de perfecta que la de mis hermanos.

Tristemente, no me creo capaz de tan siquiera intentarlo, no estoy listo para tanta presión, me encuentro aterrado de los veinte años y las responsabilidades que no me he arriesgado por intentar, no me encuentro en el momento de mi vida donde puedo sentar cabeza y tener uno o dos hijos, ni mucho menos un empleo donde mi vida entera se base y dependa de el, simplemente no creo lograrlo.

A pesar del negativo mensaje que mi mente le manda a mi cuerpo día con día, he encontrado un liviano apoyo en mi carrera, es por eso que pretendo meterme de lleno a ella y simplemente dejar que el poco tiempo libre y los horarios ajetreados ocupen mi rebelde y agresivo inconsciente.

Lo único que le pido a la vida es un poco de calma, pero quizá deba cambiar la perspectiva sobre mi vida misma para obtener la solitud deseada.

No se a donde pretendo llegar al escribir esto, probablemente nadie lea esta pequeña libreta de piel, pero me han contado que grandes poetas y compositores han expresado sus emociones más vívidas, crueles o simplemente hermosas en un pedazo de papel, entonces, si yo voy a vivir estos años alejado de la socialización y el intercambio de ideas con alguna otra persona... ¿Por qué no tener a un compañero silencioso con quien desahogarme de vez en cuando?.

Algo de lo que estoy seguro en este pasajero estilo de vida, es que no me arrepiento de alejarme de los demás, si no estoy aportando nada a sus vidas perfectas ni puedo brindar por sus logros de manera autentica, es mejor llenar mi copa en otro lado.

Entre Gardenias y JacarandasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora