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Capítulo 2: Huesos duros de roer.

- O eso es lo que dice Kenji, pero ya sabes que es un dramático, - Hinata movió su mano en el aire restándole importancia en el asunto- él se golpea el dedo pequeño del pie y ya el cielo se cae.

Tsunade relajo sus hombros y puso en blanco los ojos, su alumna pocas veces podía ser seria, no importaba cuan mala podía ser la situación, la seriedad no estaba en las sinfonías de Hina.

- Contigo siempre es lo mismo, bueno da lo mismo, igualmente tienes trabajo que hacer- paro a tomar con delicadeza el sakazuki* y beber Sake, luego dejándolo sobre la mesa vuelve a mirarla con completa seriedad- no te creas que estarás de vacaciones.

- Si, créeme que Konoha no sería mi primera opción vacacional ni de lejos- Hinata copia las acciones de Tsunade tomando Sake y comiendo unas piezas de sashimi. - Igualmente no hay mucho que pueda hacer, así que solo les daré el aviso y me pondré a estudiar algunas runas de la aldea, además me quedaré protegiendo Konoha en caso de que pase a mayores, ni las sombras van a estar descuidadas de mí.

Hinata se veía, y en verdad estaba, despreocupada, no por ignorancia más bien por un exceso de confianza en sus sentidos y experiencia. Al final del día ella nunca bajaba la guardia, no era tonta.

Sabía muy bien que desde que había llegado Raíz estaba detrás de ella. Así mismo había dos pares de Byakugan observándolas desde lejos, escondidos en un techo a unos edificios de distancia, seguramente leyendo sus labios, y ni hablar del joven Uchiha tan descarado como cualquier Uchiha, y lo suficientemente confiado, o idiota, como para ser poco disimulado al espiarles, allí sentado a unas dos mesas detrás de ellas, haciéndose el que come tranquilo, muy atento a cada palabra, imbécil.

- Si, hablando de eso, cuídate de las sombras y los abanicos, se dice que en la oscuridad el fuego se está prendiendo y da la casualidad que tu llegas. -Tsunade, ya ebria pero no por eso tonta, le dedico una mirada a Hinata que ella compendio muy bien. Se dio cuenta.

En otras circunstancias ya les habría dado una patada en el culo a todos, pero como estaba por cuestiones diplomáticas no podía hacer mucho así que estaba perfecto que escucharan, así no cometerían el error de querer meterse con ella, ya los había advertido.

- Si, no te preocupes- con una mano sostenía el sake mientras con la otra restaba importancia- dame un poco de agua y apagare cualquier fuego de mierda, y así hay sobra siempre puedo encender una luz. No te preocupes por cosas que ya resolví antes de siquiera empezar.

Un paso en falso e iban a estar en serios problemas. Es era en resumen el mensaje para esos bastardos que estaban a nuestro alrededor espiando.

- Bueno. - tomando lo que quedaba de Sake comenzaba a levantarse de su asiento. -Todo muy lindo, pero tengo cosas que hacer.

-Oh, por poco olvidaba, Minato me dijo que apenas llegues fueras directo con él.

- ¿Y me lo dices ahora, luego de tres horas de estar de paseo por la aldea?

- Supongo que se me pasó, como a ti decirme el por qué ya no tiene la marca del Byakugo ¿qué sucedió?

Rodeando los ojos termina dejando unos cuantos yenes sobre la mesa y toma sus pertenencias ya con algo de fastidio, Hinata tenía un problema, odiaba que la leyeran y entre los pocos que la conocían su sensei era la mejor.

- Si bueno, fue un pequeño altercado, nada importante. -tomando sus cosas ya comenzaba a levantarse de su lugar, - en fin, tengo trabajo que hacer así que-

- No puedes escapar de tus problemas Hinata.

La mirada fulminante que le daba Tsunade llegó a su corazón, unos latidos acelerados que calmo rápidamente, no podía permitirse la debilidad de buscar consuelo, al menos no por ahora, además, lo que fue hecho esta, y no hay vuelta atrás.

La Leyenda de la Princesa ByakuganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora