Intimidad

AVERTENCIA: Esta historia contiene lemon. Se recomienda discreción.

Un par de ojos amatistas non dejaban de ver molesta e irritada a un joven muchacho de cabello castaño-oscuro que estaba siendo, por así decirlo, seducido por algunas jóvenes que no tendrían menos de dieciocho años con un entretenido baile de abanicos. La dueña de aquellos ojos amatistas bebía de un gran sorbo su saque mientras trataba de controlar sus impulsivos asesinos por no tomar su naginata y así atacar a esas resbalosas bailarinas.

Setsuna e Hisui habían exterminado un ente maligno que poseía al primogénito de un poderoso terrateniente y como muestra de gratitud y su compensación por la gran valentía de ambos exterminadores les habían preparado un banquete en su honor a su vez quedarse esa noche en el hogar del terrateniente.

La hija menor de Sesshomaru le hirvió la sangre cuando notó a una de las cortesanas de la mansión susurrarle al oído a su compañero en citarlo a ver las estrellas en el jardín mientras que la muy descarada joven abrazaba el brazo izquierdo del muchacho a la vez que pasaba con deleite su mano sobre el musculo de la anatomía. Y lo peor era que Hisui no le importo que esa chica hiciera eso. Vaya que ese maldito descarado y mujeriego cambio ese idiota esos últimos cinco años.

Pero quien era ella para juzgarlo o reprochar sus cambios.

Después de todo Setsuna siempre se decía a sí misma y a las personas que la rodeaban que ella e Hisui no eran nada más que compañeros. Pero claro todo eso cambio drásticamente cuando ella vio, accidentalmente, al sobrino de su jefe desnudo mientras se tomaba un baño; desde ese acontecimiento hizo que la pobre hija menor de Sesshomaru no pudiera ver a los ojos a Hisui por meses sin imaginarse al muchacho como la naturaleza lo trajo al mundo, y debido a esa vergüenza hizo que ambos se distanciaran y que cambiaran de compañeros durante uno o dos años hasta que las cosas se calmara para la yashahime.

Pero claro, Setsuna jamás pensó que ese distanciamiento afectaría su relación de compañerismo con Hisui; si antes él era atento y cercano a ella, ahora sólo la trataba como una compañera más y media su distancia entre él y ella. Tal como la castaña solía hacer eso con él.

El banquete había terminado mientras que los invitados se disponían en retirarse cada quien por su parte, entre tanto, Hisui era guiado por algunas jóvenes cortesanas al jardín mientras le decían al exterminador de contarles algunas de sus anécdotas de exterminar demonios y espíritus malignos. Aquello hizo que la yashahime castaña no pudiera evitar celos y enfado hacia el joven de cabellera castaña-oscura.

– Estúpido Hisui. – dijo entre dientes molesta la muchacha antes de irse a la habitación que le habían dado.

Sin saber que el dueño de un par de ojos grises la miraba preocupado.

...

Una vez que Setsuna se había puesto el nemaki estaba dispuesta a dormir pero el recuerdo de Hisui yéndose con aquellas chicas al jardín o quien sabe a dónde más; no además le quitaban el sueño sino que también le hacía hervir la sangre de tan solo pensarlo. Gruño bajo tenía que aclarar su mente antes que cometiera alguna locura que luego se arrepentiría. Deslizo el shoji que daba con dirección en el corredor del jardín, el clima era agradable y en el cielo nocturno se podía apreciar la hermosa luna.

La yashahime castaña recordaba aquellos días en los que miraba la luna y el horizonte al salir el sol cuando estaba bajo el efecto de la mariposa de los sueños, había ocasiones en la que ella se desvelaba viendo la luna o se despertaba muy temprano para ver el amanecer.

Suspiro cansada mientras se recargaba por el umbral del shoji disfrutando la noche y del clima.

Hisui se encontraba fuera de su habitación, después de estar relatando algunas anécdotas sobre su trabajo con aquellas jóvenes lo habían dejado agotado psicológicamente. Disfrutaba del paisaje del jardín tranquilamente algo que las jóvenes cortesanas no le habían permitido admirar, pero había algo que el exterminador no lo dejaba tranquilo.