parte única

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El aroma a sangre revolvía su estómago. Caliente, húmedo, impregnado en el suelo de madera y en él. Sus temblorosas manos estaban bañadas de ella, eran la muestra del irrefutable pecado que había cometido minutos atrás, de la herida en su corrosiva alma siendo sanada y el recordatorio de la culpa que debería sentir por satisfacer aquellos deseos tan carnales e inmorales de esa manera.

Inhaló con profundidad, lo máximo que sus pulmones podían llegar a soportar. Incluso el aire estaba sucio, no había atisbo de pureza ni de que nunca lo haya habido. Todo estaba hecho, no había vuelta atrás. Con cuidado, se levantó del suelo y cruzó la habitación, pasando por largo los inmóviles cuerpos carentes de vida sin siquiera darles un vistazo de vuelta.

Pelo negro, ojos oscuros. Bonito pero apenado.

Joshua rebuscó entre los cajones de la cómoda, dando con una pequeña biblia de bolsillo junto un rosario de metal. Tomó ambos objetos entre sus manos sucias y volvió sobre sus pasos dirigiéndose al baño. El vidrio se quiebra y la madera rechina bajo sus firmes pisadas, pero él continúa su camino sobre la débil luz de las velas a medio consumir. Su difusa silueta baila en las  paredes blancas, el crucifijo que solía estar colgado está oculto entre las sábanas y apenas logra ver su distorsionado reflejo en el estrellado espejo.

Deja reposar su espalda en la pared, abriendo el libro y hojeando las páginas con paciencia. Su visión no enfocaba del todo, aún temblaba por el estrés de la situación vivida y podía sentir como sus sentidos se apagaban, pero de todas maneras hizo el intento. Buscó entre las hojas escritas a mano, de dócil caligrafía y nostálgicas palabras, sintiéndolas con sus yemas cubiertas de sangre seca.

Romanos 12, versículo 19” alcanza a leer. «No os venguéis vosotros mismos, amados míos; sino dejad lugar a la ira de Dios, porque escrito está». Una risa ahogada sale de su boca, llena de ironía. El dolor que aprisiona su pecho le permite respirar al mismo tiempo que sus ojos se inundan en lágrimas de rabia y rencor. «“Mía es la venganza, yo pagaré” Dice el Señor». Sus ojos se regocijan en odio al leer esa última línea. La venganza a mano propia nunca es la mejor opción, Joshua lo sabía, pero ya había permitido que le arrebaten lo que más amaba dos veces. No permitiría que el demonio disfrazado de santo siga atormentando a inocentes almas que aún no conocían el pecado.

Humedece sus labios partidos y secos, la imágen del hombre que cambió su vida en los últimos meses apareciendo en su turbia mente. Un extranjero de borroso pasado, con un corazón tan puro que le daba miedo mancharlo de su propia oscuridad. Sin embargo, él le enseñó a sanar sin olvidar. «No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien». Sonríe con tristeza, viéndose incapaz de aceptar que el muchacho de ojos gatunos ya no estaría más a su lado.

El odio envenena su corazón, pero el dolor es más fuerte.

Probablemente él ya no sea capáz de ser perdonado, probablemente jamás haya sido merecedor del perdón. Toda su vida ha estado maldito, atrae mal consigo y lastima a los demás. Un castigo divino, como diría su difunta madre; el hijo del demonio que, cuando crezca, está destinado a crear de la tierra un infierno. Sus manos nunca estuvieron limpias, al final. Primero cuando presenció el asesinato de su progenitora y después cuando acabó con la vida de aquél sacerdote.

Él no necesitaba un perdón, pero su pobre corazón sí. Así que, rezó por los hombres tendidos en el suelo de la capilla. Rezó por el sacerdote que hizo su vida imposible y destruyó su cordura. Por su madre, por haber vivido un final tan fatídico. Su padre, por haber sido atado a ella gracias a él. Rezó por aquél extranjero de borroso pasado, Wen JunHui, que le enseñó a perdonar cuando nadie más podía hacerlo, a amar una vez más.

El infierno se había asentado en esa iglesia, y él estaba en medio de la catástrofe. Arrodillado, entre vidrios que se encajaban en sus rodillas, cubierto de la sangre de un hombre y la pesadez de mil cadenas atadas a su cuerpo, oró.

MercyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora