Difícil Pero No Imposible || Hyunlix

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• Maritza F. Sánchez

— ¿A qué viene eso? — pregunto Felix confundido.

— Simple curiosidad — dijo su madre.

— Hyunjin y yo somos pareja — soltó sin más, quería saber si su madre al menos lo apoyaría en esto.

— ¿Enserio? — su madre volteo a verlo con una pequeña sonrisa.

— Si — creía que por fin su madre lo apoyaría.

— Que bien, eres igualito a tu madre — tocó la punta de la nariz de Felix con su dedo. — Buscando dinero hasta en lo más mínimo, me alegra que seas igual a mi — trato de abrazar a Felix, pero él la detuvo.

— ¿Qué? — se alejó. — Yo no soy igual a ti, yo lo amo y no me interesa su dinero.

— ¿Qué? — lo vio enojada. — ¿Cómo carajos eres mi hijo y no te importa el dinero? No la pregunta sería ¿Acaso eres mi hijo?

— Eso es lo mismo que yo me pregunto. Nunca te preocupas en lo más mínimo por mí. Ninguno de los dos — la última parte la dijo un poco más alto para que su padre también escuchará.

— Cállate — su madre le proporcionó una cachetada. — Si no nos preocupáramos no te compraríamos todo lo que tienes, ni mucho menos irías en la escuela más prestigiada del país y una de las más prestigiadas del mundo.

— No me voy a callar. Estoy harto de hacerlo, siempre callando lo que siento... Además, todo, todo lo que me compran es para la imagen de un chico rico, a mí no me importa ni en lo más mínimo eso, si voy en esa escuela es porque tú quieres que sea el mejor en todo, estoy harto de seguir reglas, basta me está matando, me mata tanto psicológica como físicamente.

— Hijo de... — Felix interrumpe a su madre.

— No, ahora déjame terminar, a ti no te importa nada que no sea el dinero, lujos, la perfección, basta yo no pedí nacer, en ningún momento lo hice y si lo hubiera hecho, te juro que hubiera elegido ser pobre, una familia pobre donde no tuviera a ustedes de padres, porque siempre es lo mismo, padre ni siquiera dice nada, estoy solo, sin una madre, sin un padre, nunca piensan en mi — todo lo decía Felix con enojo y tristeza, pero ocultando bien sus emociones.

— Bien, si así quieres, lárgate — su madre estiró el brazo.

— ¿Qué? — Felix no entendía.

 — Que te largues. Sebastián detén el auto — dada esa orden el auto se detuvo.

— Oye no puedes dejar que Fe... — su madre detuvo la palabra de su padre.