Mi corazón latió profundamente con tu llegada, me robaste mi sonrisa y la hiciste tuya en su totalidad, aprendí a no merecer menos, aprendí a amar con tu llegada y a perder con tu partida.
¿Qué fue lo que sucedió en ese entonces?
La mujer que ves parada en frente tuyo no es La Niña de la que te enamoraste algún día, La Niña tonta que te dejo ir con palabras hirientes e insensatas.
Encendiste mi corazón y lo hiciste cenizas hasta el punto en que no pudo resurgir de ellas, no pude volver a amar en la forma en la que te amé, no pude volver a sentirme de la forma en la que me hacías sentir.
Tomaste mi ser, mi alma y mi mente y las hiciste tuyas hasta años después de tu partida, ¿cómo aprender a vivir con esos sentimientos? Aún no lo descubro.
Dejarte ir fue el peor de mis errores, pero haberte amado fue la mejor de las decisiones, tan espontánea como siempre, tú sonrisa iluminó mis días hasta la noche en la que olvidé tu risa, tu canto y tú voz diciendo mi nombre.
Porque todo me recuerda a ti, pero se que debo aceptar que ya no estás, ni en mi presente, ni en mi futuro y afortunadamente, tampoco en mi corazón.
Pienso en ti en las noches y en todo lo que pudimos haber sido, más sin embargo, no es un recuerdo triste, es un recuerdo que atesoro en mi corazón, el recuerdo de que fuiste mi primer amor.
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Desde la Luna
PoetryCada escrito tiene nombre y apellido, mi corazón es libre de decirlo sin tener que escribirlos.