Kim Jennie despierta de un largo sueño, no recuerda nada, solo a su madre.
Todos los días, a las 7:00 PM Jennie recordaba un lugar, no sabía de donde se trataba pero estaba segura que tenía que ir.
Un día no lo piensa y sus pies empiezan a guiarla...
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3 de Enero, 6:00 am
La habitación de aquel hospital estaba completamente en silencio, únicamente se podía escuchar las máquinas que mantenían con vida a aquella chica.
—Feliz cumpleaños, Nini—la chica sonrió en sus sueños al recordar esa sonrisa que tanto amaba.
—¿Acaba de sonreír?—se escuchó una voz desconocida preguntar, las enfermeras comenzaron a checar las máquinas y las reacciones de la chica, atentas a cualquier movimiento.
—Gracias Lili, te amo mucho—la castaña se acercó a darle un beso pequeño en los labios—. Espero que nunca me dejes.
—Nunca lo haré, Nini...
—Rápido, llama al doctor—le dijo la enfermera rubia a la otra chica pelinegra cuando ambas vieron una lágrima bajar por la mejilla de la chica.
La enfermera salió de la habitación gritando el nombre del doctor que atendía a la castaña.
—Doctor Robert, corra—el señor giro cuando escuchó el llamado y caminó a paso apresurado para llegar a la altura de la enfermera—. Es la señorita Kim, esta teniendo reacción.
—Vamos de inmediato—entró a la habitación viendo a la otra enfermera checar los signos y reacciones de la paciente—. ¿Qué fue lo que pasó?—se acercó checando su respiración y viendo las máquinas.
—Primero sonrió, después dejo salir una lágrima—las enfermeras parecían felices y estaban en todo su derecho, ellas junto al doctor Robert le tenían esperanza a la paciente Jennie Kim, aquella chica que llegó sin signos al hospital y que entre ellos tres lograron regresarla a la vida, esa chica que ha estado tres años en coma sin señales de vida hoy acababa de mostrar dos.
—Eso es señorita Kim, le dije a su mamá que usted era alguien muy fuerte—el doctor sonrió feliz de escuchar a las enfermeras—. Yo sé que puede escucharme, al igual que ha escuchado a estas señoras que no se callan y también ha escuchado a aquellas chicas que siempre vienen a visitarla. Vamos a darles una noticia que cambiará por completo su día, ¿le parece? Si esta escuchándome y quiere seguir luchando para volver, mueva un poco sus dedos—los tres miraron de inmediato las manos de la paciente pero no hubo movimiento alguno.
—Parece que quiere que seamos más pacientes con ella—la enfermera pelinegra dijo mientras reía un poco.
—O tal vez no—la otra dijo sonriendo en grande cuando Jennie movió sus dedos de la mano izquierda.
—Ahí lo tenemos—el doctor también sonrió orgulloso de ella—. Llamen a sus familiares, deben venir a verla para que ella esté más motivada a regresar.
Esa misma tarde la mamá de Jennie recibió la noticia de que su hija había dado señales de vida, la señora Kim llegó al hospital llorando y sintiendo su cuerpo temblar al llegar a la habitación donde Jennie estaba recostada, las enfermeras le sonrieron y dejaron al doctor hablar con ella.
