me gustas, no es un meme ☹️ [adaptación]

28☹️

—Oye Dray, ¿te puedo hacer una pregunta seria?

El aludido dejó su celular a un lado para voltearse en la cama con tal de mirarlo. Harry le sonrió en cuanto sus ojos conectaron, una bonita y sincera sonrisa que también le hizo sonreír. Se veía tranquilo; con ese esponjoso cabello rizado cayéndole por la frente, la piel limpia y las mejillas ligeramente enrojecidas, los labios sonrientes al igual que sus ojos, un brillo tierno en ellos que lo hacía sentir cosquillas por todas partes. La mirada que Harry le estaba dando rebosaba de tanto amor y cariño que le hacía sentir avergonzado y calentito.

—Dime.

Hubo un pequeño silencio, uno en donde Harry se acomodó en la cama para colocarse encima y entre sus piernas desnudas apoyándose de sus codos para sostener su propio peso. Draco le abrazo los descubiertos hombros y cerró los ojos cuando lo vio acercarse a su rostro, esperando un beso.

Sintió la respiración ajena acariciándole la mejilla, su nariz rozando con la suya, pero no hubo ningún beso, en cambio, Harry le susurro sobre su boca:

—Draco, ¿quieres ser mi novio, bebe?

El aludido abrió los ojos de golpe, mirando al chico sobre el con sorpresa. Harry se miraba firme, con lo ojos brillosos a la espera de su respuesta.

—¿Es… es en serio?

Asintió.

Draco se rió en grande, acunando su rostro con ambas manos y obligándolo a acercarse para reclamar su boca, un beso lento y cuidadoso que duro unos segundos.

—Por supuesto que sí— le respondió, besándole otra vez—. Me gustas— beso —, me gustas mucho.

Harry se rió suave.—Tú también me gustas, bebé.

—¿Qué tanto?

—Como no tienes idea. Me gustas muchísimo, nene.

Draco estaba tan contento, tanto que no contuvo el gritito emocionado que soltó y tampoco contuvo la fuerza para hacerlos girar en la cama y quedar él encima, besuqueando al menos por todo el rostro, escuchando sus risitas risueñas.

—¿Quieres hacerlo, papi?

Harry gruñó, acariciando sus suaves muslos descubiertos antes de palmear y sacarle un gemido bajito ante el ligero ardor.

—Ven aquí, nene.

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