Viaje inesperado

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Bruno Blue

Menudo día de mierda había tenido. Primero cancelan la gran apertura de la tienda de Star Wars por culpa del derrumbe provocado por el terremoto de ayer. Después, mi hermano Adam es llamado a la escuela de magia en la que está estudiando para ayudar a los de segundo año en su prueba del no sé qué inicio de curso para criaturizarse, o algo así. Eso nos rompió todos los planes que teníamos, aunque realmente todos esos planes ya se habían estropeado por culpa del tremendo temblor de ayer. De manera que ahora, estoy solo en casa, cocinando lo único que sé cocinar: espagueti carbonara. Mis padres, que realmente no son mis padres biológicos, no estaban hoy en casa debido al viaje que estaban realizando. Ellos son grandes magos, por lo que cuando ocurre algo mágico de un elevado peligro, ellos deben estar allí. Si tan sólo fuera un hada como ellos... O si pudiera usar la magia. Bueno, siendo un hada ya podría hacer magia. Pero por desgracia, soy adoptado. Ellos tienen el mismo apellido, Chotuero. Yo en cambio, soy Blue, Bruno Blue, el hermano menor. Adam me supera por dos años y posee una criatura mágica la mar de especial, un grivuelo. Al parecer es bastante raro. El tema es que él es muy bueno en cuanto al estudio y cuidado de criaturas mágicas y por eso le han llamado para ayudar a los de segundo año que no tienen criaturas mágicas a obtener su primera criatura. Y eso que todavía las clases de la academia de magia todavía no han comenzado.

Estaba empezando a aburrirme de ver las noticias de la tarde, así que decidí subir a mi habitación a estar un rato tirado en la cama mientras no hacía nada. Subí las escaleras para meterme en mi cuarto, pero me pareció oír algo raro en el cuarto de baño, así que decidí echar un vistazo. Todo estaba normal, las toallas azul oscuro estaban bien colocadas, la tapa del váter estaba bajada, la tapa del bidé también estaba bajada, los royos de papel estaba tirados por el suelo. Espera... ¿Tirados por el suelo?
Al final, tuve que entrar y colocarlos en su sitio, la parte intermedia de una pequeña estantería blanca que estaba justo delante del váter. No tarde mucho, pero justo al terminar, escuché como algo se caía. Sonaba como si hubiera pasado en mi habitación y por el sonido, diría que es algo grande.
Cansado por el día de mierda que estaba teniendo, fui a mi habitación ya sin ganas de recoger aquello que se había caído. ¡Maldito fantasma de mierda que ha decidido aparecer hoy y tirarme las cosas al suelo!
Al entrar en mi santuario azul, pude ver que lo que se había caído era la estrella de la muerte de lego de más de 1000 piezas. Se había desmontado entera. Todo el trabajo de más de un mes se había ido a la porra. Con lo cuidadoso que había sido durante más de un año al limpiar el polvo de mi pequeña colección friki de la estantería de legos.

- Mierda.

Tuve que bajar a la cocina y coger la escoba para poder recoger hasta la última pieza de aquella enorme estructura de lego. Las piezas se habían extendido por toda la habitación, incluso se habían metido debajo de mi cama, que estaba en el extremo opuesto a la estantería de legos. Luego, lo metí todo en una caja de zapatos que tenía debajo de la cama que casualmente estaba vacía. Para mi mala suerte, no tenía tapa, lo que significaba que se me llenaría de polvo enseguida. Y ahora que ya estaba todo en orden, decidí tumbarme en mi cama. En realidad, me tiré en ella. Pero no llegue a tocar la cama, en vez de eso, caí encima de una roca. Rápidamente me levanté del suelo y pude observar que ya no me encontraba en mi habitación.

Estaba en lo más alto de un acantilado. Miré hacia el fondo del acantilado y no pude ver el fondo. ¡Ese acantilado parecía no tener fondo! Miré a mi alrededor y entonces me di cuenta que estaba en un palmo de tierra del que no tenía ningún tipo de forma de bajar. ¿Sabéis eso que solo se ven en las películas que es como un cilindro gigantesco de tierra? Bueno, pues al parecer me encontraba en uno de estos.

- Muy gracioso Adam, pero ya me hiciste algo parecido una vez. Venga, abre un portal y llévame de nuevo a casa. ¿Y no se supone que deberías estar ayudando a los de segundo?

Lo único que obtuve como respuesta fue el sonido del viento moviendo lo poco de césped que había aquí arriba. Espere unos segundos, y al ver que no recibía ninguna señal de que Adam estuviera aquí empecé a asustarme.

- Bueno, ya está bien. ¿No?

Otra vez nada

- ¡Abre el puto portal ya joder! ¡Esto no es gracioso! - dije gritandole a la nada.

Esta vez pude escuchar algo. Sonaba como las alas de algún pájaro agitándose.

- Por lo menos Mine se ha apiadado de mi - dije mientras me giraba.

Pero para mí desgracia, no fue un grivuelo lo que me encontré observandome. Me encontré mirando fijamente a los ojos de un Pegaso de pelaje completamente blanco como la nieve. Sus alas se parecían a las de los búhos.

- Pero que mie...

Justo entonces, una boca enorme se cirnio sobre aquel Pegaso y al instante mi preciada ropa azul se tiñio de rojo. El miedo me inundó cuando aquel ser comenzó a subir. Aquello era un Dragón enorme. Sus escamas eran completamente rojas y tenía unos grandes ojos amarillos que me recordaron a los de los Tiranosaurios Rex de Jurassic World. Tenía solo dos patas traseras que estaban muy cerca del nacimiento de la cola y sus dos alas se asemejaban a las de los murciélagos.
De repente, empezó a abrir la boca. En ese momento, pude sintir el verdadero terror. Su garganta, de color rosada, comenzó a iluminarse de color naranja y yo, no queriendo averiguar que era lo que pasaría a continuación, decidí que era mejor morir aplastado en el suelo que morir calcinado. De manera que salte hacia el lado contrario del Dragón esperando que apareciera algo que me salvará de aquella muerte asegurada.

Pero nada más empezar a caer, apareció bajo mis pies una grieta en el aire de color azul con cierto tono de rojo. Al atravesarla, pude ver que ahora me encontraba en otro lugar. Todavía seguía callendo, pero desde donde estaba pude apreciar que el lugar en el que me encontraba no era precisamente pacífico. El cielo de este lugar estaba tenido de rojo, las nubes parecían ser de cenizas y dentro de ellas se generaban algunos rayos que salían disparados al suelo. El suelo también parecía ser rojo, pero de un tono más oscuro que el del cielo.

Fue entonces cuando empecé a coger más velocidad. El suelo de aquel lugar estaba cada vez más cerca. Ahí me di cuenta de que había partes de aquel suelo que estaban literalmente en llamas, aunque eso ya me daba igual, iba a morir de todos modos por la caída. Hasta el momento, había estado gritando a todo pulmón, deseando que algo o alguien me salvará de aquella muerte asegurada, y entonces, sin previo aviso, se volvió a formar una grieta, y al atravesarla pase a estar en un lugar oscuro iluminado solo por velas. No pude fijarme más en aquel lugar, porque en cuanto atravesé la grieta me choque con algo y todo pasó a ser negro.

Mizūmi no gakkō - El regreso de los BlueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora