Día 9

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     En el momento de escribir ésto, veo desde aquí a mi pareja, durmiendo plácidamente, con el aire del ventilador jugando con su pelo. De vez en cuando, se mueve un poco, como si poco a poco estuviera despertando, para finalmente volver a estar quieta y seguir descansando, porque falta le hace. Ayer pasó buena parte del día y de la noche pendiente de mí, cuidando hasta el más mínimo detalle. Sonia, tus pastillas. Sonia, el calmante. Sonia, intenta comer. Sonia, bebe un poco de agua. Sonia, voy a darte el masaje con alcohol de cannabis para el dolor de articulaciones. Sonia, intenta descansar. Esta noche ha sido agotadora, supongo que cuando acabe de cuidarme habrá que cuidar de ella. 

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     Laura ha estado un rato largo hablando conmigo por el chat. Ella me recuerda a esos anuncios del teletienda en los que sale un producto que tapa todas las grietas y agujeros de una tubería o incluso de una piscina de esas de goma, y hace posible que no se escape el agua. Laura es mi segundo gran amor, es más que una hermana, es como si un pedazo de mi corazón estuviera en Sevilla, latiendo por mí y conmigo. Me ha pillado en un mal momento, muy derrumbada, y ella, que a veces tampoco se encuentra bien, sabe encontrar siempre la palabra adecuada y justa para curar mis heridas y darme fuerzas. 

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     Están a punto de llegar mis padres. No puedo ni imaginar lo preocupados que deben estar por mí, con su hija a una hora de coche y en esta situación. Trabajan como mulos, y a veces siento que soy una debil y una floja cuando ellos lo están dando todo por mí. Mi padre trabaja en los invernaderos, mucho tiempo y mal pagado. Mi madre cose calzado y ropa en un almacén, mucho más tiempo y peor pagado. Gracias a ellos he podido estudiar este primer año en la uni. El año que viene estarán un poco más desahogados, se vende la casa de mi abuelita, que falleció hace unos meses, y les tocará una parte. Además el importe de mi matrícula será mucho más llevadero gracias a mis notas.

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     Daría algo por poder salir a caminar por el monte, pero no puedo. Ayer me morí de vergüenza. Salí de la Quimi dando tumbos, como si estuviese borracha, mareada y con las rodillas flojas. Un señor al verme sintió lástima y me llevó a casa en su coche. Apenas un recorrido de doscientos o trescientos metros. Necesité un coche para llegar y poder tirarme en la cama.

     Me siento agotada por fuera y por dentro. Por eso no he escrito estos días pasados.

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     Me duele la garganta horrores, como si quemara. Como si me hubiera comido una cucharada de sopa hirviendo. Es una "pepa" nueva.

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     Leer la Biblia me da mucho consuelo. No solo para soportar estos días tan malos, sino porque hay veces que no siento que Dios esté cuidándome. Escribo esto para vosotros y también para mí, por si un día se me olvida:

    "En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y, si hijos, también herederos: herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados. Porque estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros. Pues la ansiosa espera de la creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios. La creación, en efecto, fue sometida a la vanidad, no espontáneamente, sino por aquel que la sometió, en la esperanza de ser liberada de la servidumbre de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Pues sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto. Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo. Porque nuestra salvación es en esperanza; y una esperanza que se ve, no es esperanza, pues ¿cómo es posible esperar una cosa que se ve? Pero esperar lo que no vemos, es aguardar con paciencia. Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables, y el que escruta los corazones conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios. Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio. Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó. Ante esto ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros? ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro."

Romanos 8

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     El cáncer no puede separarme del amor de Dios.




Mis días con Quimi.Where stories live. Discover now