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Un suspiro se escuchó dentro de su cubículo al momento que un joven entró por donde otro joven anteriormente había salido.

El hombre que llevaba sobre sus hombros muchos años ya, donde sus pelos se volvieron canosos y los años se marcaron en su rostro, este levantó sus lentes sin antes limpiarlos un poco para ver a la siguiente persona que venía a confesarse con él.

— ¿...Padre?

— ¿Toni? Il mio bambino, ¿qué haces aquí?

El hombre, el sacerdote de esa iglesia, miró con curiosidad al pequeño chico de pelos castaños que se encontraba al otro lado del confesionario, podía ver la inquietud infantil mientras el pequeño movía sus manos con inquietud, bajando levemente la mirada como si le hubiera regañado. El sacerdote lo conocía bastante puesto que su familia era fiel a la palabra del señor y estos siempre traían a sus pequeños, donde Toni siempre resaltó su fé pura e inocente a diferencia de su hermano menor que siempre se le veía durmiendo en medio de la misa.

— El señor siempre perdona, ¿no?

La pregunta le pone un poco tenso, el pequeño lo decía con un tono de arrepentimiento que solo se comparaban a confesiones de gente que había hecho atrocidades y han venido a pedir desesperados el perdón de dios, escuchar ese tono en un niño era más que todo...preocupante.

— Mio figlio, el señor siempre perdonará a quienes se lo merezcan, te conozco desde hace mucho y no creo que alguien como tu tenga que preocuparse por que dios le perdone, Toni.

— ¡P-pero...!

— Toni, ¿podrías decirme por qué crees que dios debe perdonarte? Y calma, ni yo ni el señor te juzgaremos, puedes hablar tranquilo.

— Yo...— el sonido de un leve sollozo mando alertas al mayor de ambos y el sacerdote no quería más que ir y consolar al pobre chico que consideraba incluso como a un hijo, pero se abstuvo, respetando el espacio del chico y el sacro confesionario.— P-pues, mentir es pecado, ¿no es así, Padre? Y-yo...he estado mucho tiempo mintiendo a mis Padri.

— ¿...En qué sentido mio figlio?

— No recuerdo desde cuando, pero siempre que me voy a dormir, veo cosas, me veo a mi pero más ¿como usted? uhh...

— ¿Anciano? ¿Cómo adulto?

— ¡Si! Y uh, me veo a mi y a mi hermano, junto a otras personas, y cada noche es como un escenario diferente, veo muchas cosas Padre.

El sacerdote tararea suavemente, procesando lo que dice el chico mientras espera a que siga hablando, le preocupa un poco lo afligido que suena, ¿serían cosas malas? Hmm...

— Algunas veces cuando veo a ciertas personas y luego me despierto...Siento ¿dolor? aquí.— se apuntó a lo que parecía su pecho, justo donde estaba su corazón y el sacerdote solo asintió sintiéndose intranquilo.— H-Hay muchas cosas que sueño, Padre. He preguntado cómo son usualmente los sueños a mamma e papà, incluso a Carlo, pero lo que me explican nunca lo he vivido...

— Entonces, le has mentido a tus padres para ocultar que ves estas cosas en tus sueños, ¿no es así?

Sintió otro sollozo y se maldijo levemente por haber sido un poco duro en su tono. Tranquilizó con cuidado esta vez al pequeño y se puso a meditar por un momento lo que el chico le estaba diciendo.

— ¿Crees que eres tu pero de adulto en estos sueños entonces?

— Algunas veces no es cuando soy tan mayor, otras veces estoy más grande que ahora pero no mayor mayor, ¿me entiende?

— Hmmm...¿Dirías que te ves en diferentes edades? ¿Algo como a lo largo del tiempo?

— Uh...No entiendo muy bien a que se refiere.

And a beautiful storm stopped our way | Tonway ۵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora